Ciudad de México.- Tras la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para declarar inconstitucional la prohibición absoluta del consumo de marihuana con fines lúdicos y recreativos en México, la dimensión de Pastoral de la Salud de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) ha manifestado su preocupación ante las posibles "complicaciones del abuso indiscriminado sin consecuencia de esta substancia".
Domingo Díaz Martínez, arzobispo de Tulancingo y titular de la dimensión de Pastoral de la Salud, ha escrito un posicionamiento oficial de la Iglesia católica ante los escenarios eventuales que podría dejar el consumo de marihuana con fines lúdicos y recreativos entre la sociedad mexicana:
"Jesús invita a sus fieles a tener mucho cuidado de no caer en las trampas del maligno, que llevan a la persona a querer entrar por la puerta ancha, dirigiendo sus pasos por un camino que lleva a la perdición; ahora que las puertas para el uso lúdico de la cannabis se han abierto, vemos con gran pena y preocupación, que las posibles complicaciones del abuso indiscriminado sin consecuencia de esta substancia traerá: depresión, aumento de la ansiedad, aumento en la tasa de suicidios, perdida de la memoria, desintegracion social y lo mas grave, la destruccion de la familia".
Díaz Martínez afirma que, desde la atención directa de las poblaciones, los obispos católicos prevén que esta decisión provocará "más pobreza, más problemas familiares, más violencia, más dolor y más impunidad".
El arzobispo señala que, en el caso de México, las adicciones al tabaco y al alcohol "siguen causando problemas"; y, lamenta que los potenciales permisos para el consumo recreativo de marihuana pongan a las comunidades y a las familias del país "ante el peligro de afrontar caer en las garras de esa vieja y nueva forma de esclavitud que son las drogas".
"Vemos también que esta decisión, lejos de buscar el bien común, estará propiciando un mal común y no atiende los daños a la salud surgidos por el consumo cada vez mayor de la marihuana, no atiende los efectos en las familias por los jóvenes que consumen drogas, tampoco contribuye a inhibir y reducir la exposición a sustancias estupefacientes", afirmó.
En concreto aseguró que la Iglesia estará siempre en desacuerdo "con el uso indiscriminado de la sustancia sin indicación, como estamos en desacuerdo, al uso de antibioticos sin indicación médica".
Díaz Martínez hizo un llamado a los padres de familia, a los jóvenes y a los agentes de pastoral católicos a "prevenir y trabajar por sembrar los valores del Reino en las nuevas generaciones, para no tener que lamentar después".
El posicionamiento pide a los padres de familia a "tomar en serio la educación en valores y virtudes, para que los hijos, tengan las armas necesarias para enfrentar esta y cualquier otra adversidad". Recomienda que los tutores estén junto a sus hijos desde temprana edad para advertirles de los graves riesgos de caer en alguna adicción.
A los jóvenes, el obispo les recomienda no caer en las trampas de la adicción: "Piensen en la esclavitud, sufrimiento y pobreza a que les puede llevar. Se dice que esta resolución es para defender sus derechos, eso les dicen ahora, pero los dejarán solos el día de mañana con su tristeza, pobreza y dolor".
A los agentes de pastoral les pide dupliquen esfuerzos de formación y prevención de adicciones; y finalmente, a la sociedad, le suplica que, cuando un hermano caiga en las garras de la droga, "seamos concientes que no podemos caer en la injusticia de clasificar al drogadicto como si fuera objeto o un trasto roto".