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Papa Francisco: "El hermoso signo del pesebre"

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En la Carta Apostólica Admirable Signum, el papa Francisco nos invita a reflexionar sobre el significado y el valor del pesebre, nos dice:

“El hermoso signo del pesebre, tan estimado por el pueblo cristiano, causa siempre asombro y admiración”

Nos invita a redescubrir y revitalizar el valor evangelizador del pesebre.

“La representación del acontecimiento del nacimiento de Jesús equivale a anunciar el misterio de la encarnación del Hijo de Dios con sencillez y alegría”.

“La contemplación de la escena de la Navidad nos invita a ponernos espiritualmente en camino, atraídos por la humildad de Aquel que se ha hecho hombre para encontrar a cada hombre. Y descubrimos que Él nos ama hasta el punto de unirse a nosotros, para que también nosotros podamos unirnos a Él."

Alentando a las familias a sumarse a esta bella tradición de poner en sus casas los nacimientos y extender esto a sus lugares de trabajo, escuelas, cárceles, hospitales y plazas. Es un ejercicio creativo, que utilizando diferentes materiales crea obras maestras llenas de belleza. 

Su Santidad recordó los orígenes de la representación del nacimiento de Jesus, subrayando la etimología latina de la palabra “praesepium", es decir, pesebre, y cita a san Agustín que observa como Jesús, “puesto en el pesebre, se convirtió en alimento para nosotros”.  Menciona también el Belén viviente querido por San Francisco en Greccio durante la navidad de 1223, que transmitió gran alegría a los presentes, indicando que San Francisco a través de este sencillo acto inicio una gran obra evangelizadora.

En esta carta va desarrollando los diferentes elementos que componen el pesebre desde su observación sobre la noche silenciosa y estrellada, que dentro de la obscuridad nos permite ver que Dios nunca nos deja solos y se hace presente siempre en nuestras vidas y nos ilumina a todos, los pequeños pueblos representados en el nacimiento que incluyen desde palacios hasta casas en ruinas un signo visible de la humanidad caída que jesus vino a salvar y reconstruir, las montañas, ovejas y riachuelos representan que toda la creación participa en el nacimiento de Jesús.

Continúa diciéndonos que los ángeles y la estrella son el signo de que nosotros también estamos llamados a ponernos en camino para llegar a la cueva y adorar al Señor, y en ella están los pastores, los más humildes y los más pobres que son los primeros en acoger a Jesús en sus corazones.

A pesar de que en los pesebres se colocan personajes que a menudo parecen no tener alguna relación, nos muestran la cotidianeidad de la vida que debe de llevarse con santidad y alegría, el Papa observa que:

"en este nuevo mundo inaugurado por Jesus hay lugar para todo ser humano y para toda creatura"

 En el pesebre Dios se presenta como un niño para ser acogido en nuestros brazos, dentro de la debilidad y fragilidad que representa un niño recién nacido esconde todo su poder que crea y transforma todo. Es un acontecimiento único y extraordinario que ha cambiado al mundo entero.

Concluye que el pesebre forma parte del dulce y exigente proceso de transmisión de la fe, sin importar como se construye, siendo lo más importante que hable de nuestras vidas donde sentimos el amor de Dios por nosotros.

"el Dios que se hizo niño para decirnos lo cerca que está de todo ser humano, en cualquier condición en que se encuentre y para decirnos que aquí es donde está la felicidad".