Ciudad de México.- La nueva Diócesis de Xochimilco fue erigida canónicamente bajo una jornada multitudinaria, festiva y arropada por la intensa religiosidad popular que se expresa en las comunidades católicas de las alcaldías de Xochimilco, Milpa Alta y Tláhuac.
Algo más de 7 mil fieles católicos de lo que fuera una porción de la Arquidiócesis de México, testificaron finalmente la elevación a recinto catedralicio de su histórico templo de San Bernardino de Siena y se congratularon del nombramiento de Andrés Vargas Peña como su primer obispo diocesano quien ya ha acompañado como pastor a estos pueblos desde 2010.
Las comunidades de los pueblos lacustres y montañosos del sureste de la Ciudad de México acudieron a la cita presididos por sus simbólicas imágenes y los estandartes de las tradicionales mayordomías que resguardan la cultura y la religiosidad de las familias católicas.
Ante la Catedral de Xochimilco, la Iglesia diocesana dio lectura a la bula del papa Francisco que confirmó la creación de esta nueva iglesia particular y el nuncio apostólico en México, Franco Coppola, hizo entrega también de las letras pontificias y la cátedra que designaron a Andrés Vargas, como primer obispo diocesano.
Frente a la icónica imagen del Niñopa de Xochimilco y la llegada de la larga peregrinación de los pueblos de Milpa Alta presidida por la Virgen de la Asunción, el obispo Vargas invitó a sacerdotes, seminaristas, religiosas y laicos a “salir, sembrar y cuidar las plantas que han brotado gracias a los evangelizadores que desde hace 500 años vienen sembrando en el surco del corazón de los pueblos y comunidades de esta región del valle de México”.
Durante la homilía de la Celebración Eucarística, Vargas convocó a cuidar las raíces de las tradiciones de los pueblos originarios, pero también a favorecer el crecimiento de frutos nuevos; principalmente al seguir la petición del papa Francisco de “salir al encuentro de los necesitados, ser misioneros de los pobres”:
“Es tiempo de salir; es tiempo de sembrar… nuestra misión es hacer discípulos de Cristo a todas las personas, compartirles el tesoro más grande del corazón”, afirmó.
El obispo también hizo un reconocimiento a los frailes misioneros que en el siglo XVI realizaron el primer encuentro y comenzaron la evangelización de los pueblos; pero también a los sacerdotes y a los fieles que conservaron la fe y la tradición de los pueblos a lo largo de las generaciones. Por ello aseguró que, al configurarse como una diócesis autónoma, sus miembros no se cansarán de seguir sembrando las semillas de la vida nueva.
Ante el representante del Papa en México, el obispo realizó la profesión de fe y fidelidad al pontífice para salvaguardar la comunión de todos los católicos de la nueva diócesis; posteriormente recibió la felicitación de una veintena de obispos mexicanos, del clero, las religiosas y los fieles con los que colaborará y apacentará.
Finalmente, el nuevo obispo recordó que los sismos de septiembre de 2017 afectaron estructuralmente a muchos templos de la diócesis (incluso algunos inutilizables para el culto como la propia Catedral) lo cual es un reto mayúsculo para que las comunidades vuelvan a encontrar en sus templos ese espacio donde se vive y celebra la fe. Sin embargo, apuntó que este contexto puede ser una oportunidad para encontrar el verdadero sentido de “reconstruir la Iglesia” tal como lo expresó san Francisco de Asís:
“El sismo de hace dos años nos obligó a salir físicamente de nuestros templos y nos dejó la sensación de abandono; sin embargo, es una ocasión en la que percibimos la voz del Señor que nos invita a salir…y a reconstruir la Iglesia”.
En la celebración participaron los cardenales Carlos Aguiar Retes y Norberto Rivera Carrera, arzobispo y arzobispo emérito de México; veinte arzobispos y obispos de la República mexicana y, por parte de las autoridades civiles los alcaldes de Xochimilco, José Carlos Acosta; Milpa Alta, Octavio Rivero; y Tláhuac, Raymundo Martínez.
ENTREVISTA: Desafíos y esperanzas de una nueva diócesis, obispo de Xochimilco