Ciudad de México.- Durante la 118 Asamblea Plenaria de obispos de México, la Conferencia emitió un mensaje al Pueblo de Dios en el que alertó sobre los desafíos urgentes que enfrenta el país, como la violencia, las desapariciones forzadas y la crisis familiar, mientras instó a construir esperanza desde la fe y la acción concreta.
Los obispos, reunidos en el tradicional encuentro semestral en Cuautitlán Izcalli, Estado de México, iniciaron sus trabajos con una Eucaristía en la Basílica de Guadalupe en memoria del Papa Francisco, recordando su visita a México en 2016 y su llamado a la unidad episcopal. De manera extraordinaria, esta asamblea se ha realizado en condición de 'Sede Vacante' tras la muerte del pontífice y en el periodo de espera para el inicio del cónclave con el que se elegirá al próximo Santo Padre.
En su mensaje señalaron que la violencia “no cesa” y destacaron casos emblemáticos, como el asesinato de ocho jóvenes y seis heridos en San José de Mendoza, Irapuato, así como las desapariciones que terminan en “fosas clandestinas o en las filas del crimen organizado”.
Frente a este panorama, los prelados invitaron a no “dejarse robar la esperanza” —citando al pontífice fallecido— y a reconocer “todo lo bueno que hay en nuestro país”. Hicieron un llamado a escuchar las voces de grupos vulnerables, como familias afectadas, mujeres, jóvenes y migrantes, para construir una sociedad donde “la vida tenga valor y la paz sea posible”.
Mensaje 118 Asamblea Plenaria 'Familia y paz: vocación y camino del Evangelio'
Los obispos definieron la familia como “célula fundamental de la sociedad” y “iglesia doméstica”, subrayando su rol en la formación humana y espiritual. Sin embargo, advirtieron sobre las amenazas que enfrenta: desde “ciertas ideologías avaladas por las leyes” hasta la violencia intrafamiliar, el machismo histórico y las políticas migratorias.
“La familia no es simplemente una institución natural, sino una verdadera vocación eclesial y teológica”, afirmaron, citando su misión como espacio de “amor gratuito” y “perdón”. Criticaron la falta de apoyo concreto y urgieron a implementar políticas públicas que reconozcan su valor, así como acompañamiento desde las comunidades cristianas.
En línea con la Agenda Nacional de Paz, los obispos enfatizaron que “no hay paz sin justicia, ni justicia sin verdad, ni verdad sin amor”. Denunciaron la normalización del dolor ante la delincuencia y la corrupción, y reafirmaron su compromiso con la reconciliación: “No es ingenuidad, es fidelidad al Reino de Dios”.
El mensaje resaltó el legado del Papa Francisco, recordando su defensa de la familia, la misericordia y una Iglesia “en salida hacia las periferias”. Además, pidieron oraciones por la elección de su sucesor, subrayando la importancia de que sea un líder “según el corazón de Cristo Buen Pastor”.
El posicionamiento de los obispos mexicanos fue firmado por el obispo de Cuernavaca y presidente de la CEM, Ramón Castro Castro; y el secretario general, Héctor M. Pérez Villarreal, obispo auxiliar de México, en el marco del año jubilar vigente.