Ciudad de México.- En el marco del Encuentro Conecta2, organizado por el CELAM y el Dicasterio para la Comunicación, Lucio Adrián Ruiz, secretario de este organismo vaticano, delineó los fundamentos teológicos y pastorales de la misión digital de la Iglesia, subrayando su continuidad con la tradición misionera y su urgencia ante las demandas existenciales de la cultura contemporánea.
Ruiz partió de un diagnóstico de la realidad actual: “Muchos buscan una razón para vivir, una esperanza, sin saber que anhelan a Cristo”.
Citando a san Juan Pablo II, enfatizó que la Iglesia debe responder a estas “preguntas existenciales” yendo “allí donde están las personas”, especialmente los jóvenes. “No se trata de inventar estrategias, sino de seguir el mandato de ser una Iglesia en salida, como pide el papa Francisco”, afirmó, aludiendo al Sínodo de los Obispos y a Evangelii Gaudium.
El sacerdote argentino rechazó reducir la evangelización digital a “publicar un post”. En su visión, la cultura digital permea incluso a quienes no usan dispositivos:
“La homilía, la confesión o la catequesis deben dialogar con una mentalidad ya digitalizada”. Comparó este desafío con la labor de los primeros apóstoles: “Como san Pablo en el areópago, debemos inculturar el Evangelio en nuevos contextos, sin perder su esencia”.
Para Ruiz, la misión digital es “una nueva página en la historia misionera de la Iglesia”, comparable a las expansiones en China, África o América Latina. “No inventamos nada: continuamos lo que iniciaron San Francisco Javier o Mateo Ricci”, sostuvo, subrayando que este proceso fue legitimado por el Sínodo, que reconoció el trabajo de “miles de misioneros digitales anónimos”.
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El secretario del Dicasterio admitió tensiones entre los movimientos carismáticos digitales y la estructura eclesial: “Estudiamos cómo vincular influencers, obispos y comunidades, desde el derecho canónico hasta la formación”. Sin embargo, descartó el miedo: “El amor es creativo. Prefiero una Iglesia ‘herida por salir’ a una ‘enferma por encerrarse’”, parafraseando a Francisco.
Sobre los riesgos de la cultura digital —como la explotación de datos o la superficialidad—, Ruiz argumentó que la Iglesia no puede eludirlos: “Si no estamos ahí, la masa queda sin fermento. Nuestro rol es iluminar, no juzgar desde fuera”. Reconoció que los errores en este ámbito son más visibles, pero insistió en que “equivocarse es humano; lo grave es no actuar”.
Conecta2: un primer paso en América Latina
El evento, que reunió a representantes de 20 países, busca sentar bases para una pastoral digital coordinada. Ruiz destacó la participación de obispos, laicos y organizaciones eclesiales. “Es el inicio de un camino para escribir juntos este nuevo capítulo”, concluyó.
Ruiz cerró con un desafío: “La Iglesia no instaló los data centers, pero debe estar ahí, como fermento. Si los jóvenes no encuentran a Jesús en su swipe diario, ¿dónde lo harán?”. Su mensaje resuena como un llamado a navegar la complejidad digital con la misma audacia que los misioneros del pasado.