Ciudad de México.- En la reciente entrega de la serie de catequesis centrada en la figura de Cristo Rey, Ramón Castro Castro, obispo de Cuernavaca y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), ha dirigido un mensaje enfocado en el consuelo, el ejemplo de vida y la llamada al servicio activo como pilares del reinado de Cristo.
Partiendo de la realidad humana del cansancio y el agobio, Castro fundamentó su reflexión en las palabras de Jesús: "Vengan a mí los que están cansados y agobiados y yo les daré descanso". Subrayó que Cristo no solo predica el amor y la esperanza, sino que "él mismo es amor y la esperanza en persona", destacando que su enseñanza radica en el ejemplo vivido: "Jesús no vino a decirnos cómo vivir, sino a mostrarnos con su ejemplo el camino".
El prelado enfatizó que la vida de Jesús, marcada también por el dolor –llanto por Lázaro, compasión por enfermos y marginados, angustia en Getsemaní–, fue un constante camino de entrega a la voluntad del Padre ("No he venido a hacer mi voluntad, sino la voluntad de mi Padre"). De este ejemplo, señaló Castro, se desprende que "el camino hacia Dios es un camino de amor y servicio a los demás".
Frente a la "lucha constante entre el bien y el mal" inherente a la libertad humana, Castro definió la misión del cristiano de manera concreta: "seguir el ejemplo de Jesús, sanar heridas, consolar corazones, alimentar al hambriento y dar esperanza al que sufre". Citando a San Pedro, recordó que este seguimiento implica "no devolver mal por mal ni insulto por insulto, sino bendecir", afirmando que "es el amor lo que vence al mal" y "puede sanar corazones heridos y transformar vidas".
El discurso planteó el acompañamiento a Cristo como una tarea cotidiana que exige "vencer nuestro egoísmo, dejar atrás rencores" y dirigir la mirada hacia "quien está triste, hambriento o solo". En este punto, Castro evocó la enseñanza del papa Benedicto XVI presente en su mensaje: "Es allí en quien sufre, donde encontramos a Cristo vivo". Afirmó que "en cada persona que sufre, Cristo mismo se hace presente" y que Jesús "se hizo pobre para enseñarnos el verdadero camino: salir de nosotros mismos para ir al encuentro del otro".
La catequesis concluyó con un llamado a seguir integralmente el camino de Jesús, desde Belén hasta la Cruz, para "resucitar con él y compartir la gloria de su reino", poniendo como modelo a Santa María de Guadalupe como "la primera mensajera de Cristo en nuestra tierra".