Ciudad de México.- En la continuación de las catequesis por el centenario de la institución de la Fiesta de Jesucristo Rey del Universo (1925-2025), el obispo Ramón Castro Castro, titular de la Diócesis de Cuernavaca y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), dirigió un mensaje que trasciende lo puramente religioso para abordar la realidad social del país, enfatizando que la construcción del "Reino de Dios" es una tarea ciudadana urgente y accesible a todos.
Ante un mundo marcado por "grandes avances tecnológicos y materiales", pero también por "pobreza, violencia y desigualdad" que generan división y privilegios, el obispo Castro planteó la pregunta: ¿El Reino de Dios es exclusivo, sólo para gente VIP? Su respuesta, clara y enfática, fue "No". Subrayó que el Reino "está abierto para todos, sin excepción", sin requerir "credenciales especiales" ni estatus, pues "Dios no hace diferencias" y todos son sus hijos.
El prelado no se limitó a la doctrina. Señaló a las Bienaventuranzas del Evangelio como el camino para entrar en ese Reino, haciendo una aplicación directa a la realidad mexicana:
Identificó el sufrimiento local: "Mirando nuestra realidad mexicana, vemos a muchos hermanos que lloran y tienen sed de justicia, debido a la violencia, la corrupción y la desigualdad". Para ellos, recordó, Jesús tiene una "promesa especial": "De ellos es el reino de los cielos".
Definió perfiles ciudadanos con valor evangélico: Destacó la relevancia de "los misericordiosos que ayudan al necesitado", "los de corazón limpio, sinceros y honestos", "los que trabajan por la paz en sus familias y comunidades", y "los perseguidos por defender lo justo". Estas actitudes, afirmó, reflejan el rostro de Cristo y son el camino.
El núcleo del mensaje, con clara resonancia social, fue el llamado a la acción inmediata: "Todos los bautizados estamos llamados a construir el reino de Cristo aquí y ahora. No es algo sólo para el futuro". El obispo Castro enfatizó que esta construcción es diaria y se realiza mediante "acciones y decisiones" concretas.
Especificó que la tarea ciudadana es "especialmente importante": "Cuando trabajamos por el bien de todos... respetamos las leyes justas.. defendemos los derechos humanos [y] practicamos la solidaridad". Estas acciones, afirmó, son "señales del reino" de Dios en la tierra.
En un contexto nacional reconocido como complejo ("estos tiempos difíciles que vive nuestro país"), el presidente de los obispos mexicanos instó a los fieles y, por extensión, a la sociedad, a ser "luz y esperanza". Reiteró que "cada gesto de amor, cada acción por la justicia, cada esfuerzo por la paz, prepara el camino" para la llegada del Reino.