Bogotá, Colombia.- El secretario general del CELAM, Lizardo Estrada Herrera, ha recordado a los obispos del continente americano que su misión les exige ser "promotores del desarme de las palabras y promotores de la reconciliación".
El también obispo auxiliar de Cusco, Perú, pidió al colegio episcopal colombiano en el marco de su Asamblea Plenaria y a todo el cuerpo episcopal latinoamericano y caribeño a seguir "cultivando, las virtudes humanas y evangélicas en su ministerio".
Durante la sesión inaugural del evento que congrega a los más de noventa arzobispos, obispos y administradores diocesanos de las 78 jurisdicciones eclesiásticas del país, el secretario general del Consejo Episcopal continental recordó a sus hermanos obispos que "son peregrinos de esperanza y de paz, testigos del amor en medio de los dolores y heridas de su pueblo, promotores del desarme de las palabras y de la reconciliación".
La invitación del obispo se contextualiza no sólo por las exhortaciones del papa León XIV durnate el pasado Jubileo de los Obispos sino también por las condiciones de violencia, crisis política, social y económica en diferentes regiones del continente. Situaciones que, en ocasiones, crean desesperación e integrismo político en los pueblos americanos. Por ello, cuando "el camino del pueblo se hace más difícil, entonces el pastor, obedeciendo a su virtud teologal ayuda a no desesperar; no con las palabras sino con la cercanía".
Estrada insistió en que la responsabilidad episcopal es "principio visible de la unidad de la Iglesia particular que nos ha sido confiada" por lo que insistió en que el pastor como hombre de fe es un intercesor ante su Iglesia, porque "es el Espíritu el que mantiene viva la llama de la fe en su corazón".
En su mensaje, el pastor habló de las cualidades que deben tener los obispos "la lealtad, la sinceridad, la magnanimidad, la apertura de mente y de corazón, la capacidad de alegrarse con los que se alegran y sufrir con los que sufren, el dominio de sí mismo, la delicadeza, la paciencia y la discreción"; pero insistió en que la actitud debe estar permanentemente alimentada por una "gran propensión para escuchar, dialogar, y servir con disponibilidad".
Al referirse a la agenda del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño en 2025, habló de la celebración de sus 70 años de existencia como una prioridad, por lo que resaltó el deseo del organismo de sentirse «particularmente animado a renovar y consolidar su servicio a la Iglesia, especialmente al episcopado del continente».
Disposición que se reafirmó tras la 40.ª Asamblea General realizada a finales de mayo en Río de Janeiro. "Nos sentimos impulsados a renovar nuestro compromiso con una Iglesia misericordiosa, sinodal y en salida; que escuche y aprenda de las luces que el Espíritu ofrece a todo el pueblo de Dios, que se deje interpelar por los clamores de los pueblos y tenga la valentía de comprometerse con ellos".
Un horizonte que se dirige especialmente a la contribución decidida que desean hacer al proceso de recepción del documento final del Sínodo de la sinodalidad en todo el continente y que en sus palabras debe tornarse en vida al interior de nuestras comunidades. "Nos sentimos comprometidos a asumir mayores esfuerzos a favor de la ecología integral y la justicia climática", afirmó.
Causas que se vienen emprendiendo con ocasión del décimo aniversario de la Encíclica Laudato Si’ y la inminente realización del COP30 en Belem do Pará en Brasil. "Un esfuerzo conjunto y sinodal que hemos asumido junto con las Iglesias del Sur Global de Asia y África", desafíos que explicó "nos hermanan", en la preocupación, el dolor y la acción pastoral.