Ciudad de México.- En el contexto de su su quincuagésimo aniversario de servicio pastoral, el obispo emérito Raúl Vera López recibió el pasado 17 de julio el título de "padre de las víctimas" durante un homenaje en la Comisión de Derechos Humanos capitalina. Sobrevivientes de crímenes de Estado desde El Charco hasta Ayotzinapa relataron cómo el religioso caminó junto a ellos "en la lucha contra la impunidad".
Efrén Cortez Chávez, sobreviviente de la masacre de El Charco (1998), definió al dominico como figura que "acompaña en el espinoso camino de exigir justicia". Obtilia Eugenio Manuel, representante del pueblo indígena Me'Phaa, destacó su singular compromiso: "Nos escuchó cuando otros sacerdotes nos ignoraron. Luchó por los 14 esterilizados bajo engaño en Ayutla".
✝️El Obispo Emérito Raúl Vera López fue reconocido por víctimas y familiares de personas sometidas por la violencia, integrantes de pueblos indigenas y defensores humanitarios, por sus “37 años de Obispo, 50 de fray y 80 años de vida”.
— MVS Noticias (@MVSNoticias) July 18, 2025
➡️Desde las instalaciones de la Comisión de… pic.twitter.com/nprEHoL9h6
Vera López recordó su punto de inflexión: siendo estudiante de ingeniería química, un curso con dominicos lo hizo decidir "pagar al pueblo" su formación académica. "Fue una inversión extraordinaria", afirmó sobre su opción religiosa.
El activista religioso reconoció avances tras "el fin de la dictadura de partido de 70 años", pero advirtió sobre rezagos persistentes: "Falta presión organizada desde la sociedad contra hábitos de grandeza del poder". Sus palabras recibieron aplausos entre testimonios de familiares de víctimas, algunos interrumpidos por sollozos.
Jorge Tzompaxtle, exdetenido injustamente por policías federales en 2006, comparó su labor con la del difunto obispo Samuel Ruiz: "Usó su palabra para que el Estado escuchara a inocentes". Soledad Hernández Mena, hija de un luchador social desaparecido hace 12 años, certificó el "impacto político y social imprescindible" de su acompañamiento.
El acto cerró con música regional y poesía, sellando cinco décadas de defensa documentada de migrantes, trabajadores de carboneras, víctimas de violencia vicaria y comunidades campesinas. Vera López tomó los hábitos hace un siglo y sigue activo a sus 80 años.