Ecatepec, México.- La diócesis de Ecatepec ha anunciado que se instalaron 60 nuevos Buzones de Paz en las parroquias de la circunscripción eclesiástica en respuesta a la creciente crisis de personas desaparecidas en México.
Desde hace un par de años, la Iglesia Católica ha implementado esta innovadora estrategia: los Buzones de Paz. Estas cajas, instaladas en parroquias de todo el país, permiten a la ciudadanía aportar información anónima sobre casos de desapariciones o delitos, ofreciendo un canal seguro para familias desesperadas y evitando represalias en un contexto de violencia generalizada.
El proyecto, coordinado por la Red por la Paz —iniciado en Veracruz en 2022—, se ha expandido a regiones como Ecatepec, municipio con uno de los índices más altos de desapariciones en el Estado de México. Antes del anuncio eran cerca de 20 parroquias locales que albergan estos buzones, incluidos San Andrés de la Cañada y San Pedro Xalostoc, donde colectivos como Madres Buscadoras y autoridades municipales colaboran en su operación; pero con el anuncio, decenas de parroquias más se involucrarán en este servicio.
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"El anonimato es clave para romper el miedo", explicó Edmundo Esquivel Fuentes, director de Prevención del Delito de Ecatepec. Cada 15 días, los mensajes son revisados por la Pastoral de Familias Buscadoras y la Célula de Búsqueda municipal. En un caso reciente, una denuncia en la parroquia de Ciudad Cuauhtémoc llevó al hallazgo de restos humanos en Acolman, con al menos 15 años de antigüedad.
Los buzones ya muestran impacto. En una parroquia del Ajusco, al sur de la Ciudad de México, una pista anónima permitió localizar con vida a una persona, mientras que en Veracruz, además de datos útiles, reciben "cartas de cariño para familias afectadas", destacó hace unos meses Francisco Javier Acero, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de México. La iniciativa también opera en Guerrero y Morelos, y se planea instalarla en la Basílica de Guadalupe, símbolo religioso clave.
"Es un puente entre la sociedad y las familias", afirmó Paola Clerico, de la congregación Jesús-María y miembro de la Brigada Nacional de Búsqueda. "No solo buscan respuestas, sino que son un gesto de esperanza".
México registra más de cien mil desaparecidos desde 2006, según datos oficiales. Ecatepec, foco de violencia y trata de personas, ejemplifica la urgencia: decenas de familias se unen semanalmente a marchas con fotografías de sus seres queridos. La Iglesia, históricamente criticada por su papel en crisis sociales, busca ahora "ser un refugio", señaló Acero en su pasado encuentro con Madres Buscadoras. Además de los buzones, se organizarán misas mensuales por los desaparecidos, abiertas a todas las creencias.
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Aunque el proyecto enfrenta retos —como la validación de información anónima—, su replicación nacional ya está en marcha. Para Maribel Enciso, madre de María José Monroy (desaparecida en 2021), los buzones son "una luz en la oscuridad". "Alguien ahí afuera sabe algo", dijo. "Y ahora pueden hablar sin temor".