Ciudad de México.- Para la Arquidiócesis de México, la Iglesia debe priorizar la fidelidad al Evangelio sobre el crecimiento numérico o las estrategias de "marketing espiritual". En un contexto donde las estadísticas suelen dominar los análisis sociales, la Iglesia capitalina ha reiterado que su misión no se define por cifras, sino por la fidelidad al anuncio del Evangelio. Así lo destacaron a través de su órgano de difusión oficial , recordando que su esencia radica en el testimonio del amor de Cristo, más que en estrategias de expansión o números.
“La Iglesia no existe para crecer en cifras, sino para anunciar con fidelidad y valentía el Evangelio de Jesucristo, sin importar cuántos respondan al llamado”, señaló en su editorial. La postura retoma las palabras del papa emérito Benedicto XVI, quien en 2007 afirmó: “La Iglesia no crece por proselitismo, sino por atracción”, subrayando que la conversión nace del encuentro personal con Cristo.
El texto, publicado en el Domingo de Resurrección, enfatiza que la labor de la Iglesia se centra en vivir y transmitir el mensaje de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Citando a san Pablo VI, se recordó que “la Iglesia existe para evangelizar”, un principio que define su identidad como entidad misionera.
El papa Francisco también fue referido en el documento, al destacarse su llamado a una Iglesia comprometida con los marginados: “Prefiero una Iglesia accidentada por salir a las calles que una Iglesia enferma por encerrarse”. Esta visión refuerza la idea de que el compromiso con los más pobres no busca “prestigio ni dominio”, sino ser reflejo del Reino de Dios.
Frente a datos como la disminución de bautismos o asistencia a misa, la Iglesia insistió en que las estadísticas “no son una obsesión”. En su lugar, apuntó a la “fuerza transformadora” de una comunidad “pequeña en número, pero grande en fidelidad”, citando el Evangelio de Juan: “Quien permanece en mí y yo en él, ese da mucho fruto”.
El mensaje concluyó con un llamado a confiar en que Cristo “sigue haciendo nuevas todas las cosas”, priorizando el anuncio del Evangelio “a través de Su Palabra y con obras”, antes que en resultados cuantificables.