Guadalajara, Jalisco.-En un mundo en acelerada transformación social, cultural y tecnológica, el cardenal José Tolentino de Mendonça, prefecto del Dicasterio para la Educación y Cultura de la Santa Sede, destacó el papel insustituible de las universidades católicas: forjar en las nuevas generaciones una conciencia ética y un compromiso social arraigados en lo "elemento humano", algo que ninguna herramienta digital o inteligencia artificial puede replicar.
Su intervención, eje central de la 28ª Asamblea de la Federación Internacional de Universidades Católicas (FIUC), subrayó el valor de la tecnología como instrumento al servicio del desarrollo humano. "Sabemos la importancia de la tecnología, el mundo digital, las redes sociales, la inteligencia artificial. Son nuevas herramientas", afirmó el cardenal portugués.
Sin embargo, Tolentino de Mendonça planteó un desafío mayor: "Necesitamos profundizar nuestra humanidad". Según su visión, esta profundización constituye la contribución específica y única de la universidad, particularmente la católica. Frente a la omnipresencia digital, estas instituciones deben ofrecer lo que las máquinas no pueden: sentido crítico.
"La universidad nos puede ofrecer un sentido crítico, una competencia para funcionar con todas las herramientas en un modo consciente y libre donde el ser humano permanece humano". Esta formación crítica permite a los estudiantes utilizar la tecnología como instrumento, no como sustituto de la reflexión o la ética.
El cardenal definió las universidades católicas como "instrumentos de esperanza" en el actual panorama. Su misión fundamental, precisó, es el servicio: "Servir, ayudar a la promoción de la juventud, ayudando a crear valor, a crear cultura, a crear una comunidad humana donde la comunión y el diálogo sean posibles".