Castel Gandolfo, Italia.- El papa León XIV convocó a una "revolución de amor" durante su homilía en la parroquia de San Tomás de Villanova, en la localidad donde el pontífice pasa el verano, y se enfocó en la denuncia por la situación de "tantos pueblos despojados, robados y saqueados, víctimas de sistemas políticos opresivos, de una economía que los condena a la pobreza, de la guerra que mata sus sueños".
En su primera aparición pública desde el inicio de su descanso estival, el Santo Padre contrastó dos actitudes humanas ante el sufrimiento: "Ver y pasar de largo" frente a "ver y sentir compasión". Subrayó que la mirada del samaritano –"un extranjero y hereje"– modela la respuesta que exige el mundo actual: "Dejar que la vida del otro, con sus necesidades, me rompa el corazón".
León XIV vinculó la enseñanza bíblica con dos crisis globales contemporáneas: los sistemas políticos que oprimen comunidades y los modelos económicos que perpetúan pobreza; en este contexto comparó a las víctimas de estas estructuras con "el hombre que descendía de Jerusalén a Jericó", abandonado por los líderes religiosos de su época.
Ante el Ángelus en la Plaza de la Libertad, el Papa renovó su llamado a "rezar por la paz" para quienes padecen "violencia y guerra". Su homilía avanzó una propuesta concreta: la proximidad humana como antídoto contra la indiferencia institucional.
"Esta acción derriba muros y vallas", afirmó, al definir la compasión activa como germen de "verdadera fraternidad".
El mensaje, pronunciado en la histórica residencia papal que Francisco reabrió al público, mantiene en el centro del pensamiento del Papa los contextos de migración forzada, la desigualdad económica y los conflictos de Ucrania y Gaza. León XIV concluyó con unas palabras esperanzadoras: "El amor se abre paso, más fuerte que el mal y la muerte".