Cuernavaca, Morelos.- La sociedad mexicana vive bajo graves tormentas que generan "miedo y zozobra", diagnosticó el obispo de Cuernavaca y secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Ramón Castro Castro.
En reflexión homilética desde la Catedral de Cuernavaca, Castro dijo que el miedo y zozobra enferman a la sociedad contemporánea y advirtió que ese temor instalado en la población termina en casos de autolesiones y hasta el suicidio.
Reconoció que, desde su experiencia como pastor y en cercanía con la población, la gente "vive enfermedades, violencia, desaparición de familiares, hechos de violencia que le generan miedo". Y por ello alertó que, dichos sentimientos, propician conflictos sociales mayores, "tormentas" en la vida cotidiana y en la vida interior de las personas.
El pastor mostró preocupación por la frecuencia con la cual ocurren los suicidios e intentos de esta práctica por parte de personas que, dijo, no han podido hacerle frente a las “tormentas interiores” que viven de manera personal. Resaltó la importancia que cada persona tenga la fuerza para tocar la puerta de Jesús y pedir por el auxilio para afrontar estas tormentas:
“Algunos de nuestros hermanos y hermanas no han tenido esa capacidad para ir a despertar al Señor. Todos aquellos que se suicidan son cada vez más y más; por desgracia no tuvieron la capacidad de enfrentar su tormenta interior e ir a despertar al Señor, se ahogaron en su tormenta y decidieron salir por la puerta falsa”.
Manifestó que la mayoría de estas tormentas son atraídas por la propia naturaleza de las personas. Sin embargo, otras son atraídas por la ambición, el egoísmo y la desesperanza:
“Algunas de las tormentas son propias del ser humano, el hecho de pensar, de reír, de amar, de esperar y de luchar atrae huracanes, pero otras tormentas son causadas por la ambición, por el afán del dinero, por el egoísmo, por la desesperanza”, indicó el también secretario general de la CEM.
Sostuvo que cada persona debe ahuyentar el miedo “aunque el Señor esté dormido”, con paciencia, pues dijo que éste tiene sus tiempos. “Aunque parezca dormido siempre presente, siempre no tengan la menor duda".