Matamoros, Tamaulipas.-El obispo Eugenio Lira Rugarcía, de la Diócesis de Matamoros-Reynosa, hizo un llamado urgente a la población para apoyar a las más de 200 mil personas afectadas por las fuertes lluvias e inundaciones que azotaron el norte de Tamaulipas el 27 de marzo pasado, dejando al menos dos fallecidos y daños generalizados en viviendas, infraestructura y cultivos.
En un comunicado difundido por la diócesis, Lira Rugarcía detalló que los municipios de Reynosa, Río Bravo, Díaz Ordaz, Miguel Alemán y Camargo enfrentan una crisis humanitaria tras el desbordamiento de ríos y canales, que arrastraron vehículos e inundaron comunidades enteras.
“Nos duele lo sucedido, pero unidos somos más fuertes”, declaró el religioso, instando a donar víveres, agua embotellada, artículos de higiene y ropa en buen estado a través de 16 parroquias habilitadas como centros de acopio en la región.
La diócesis coordinó la apertura de ocho albergues temporales en Reynosa, donde voluntarios, sacerdotes y diáconos brindan refugio, alimentos y asistencia espiritual a los damnificados. El obispo destacó el apoyo de comunidades pesqueras locales, como Lauro Villar e Higuerillas, cuyas lanchas facilitaron rescates y la distribución de ayuda en zonas incomunicadas.
“Agradezco a todos los que han tendido una mano, incluyendo al Ayuntamiento de Reynosa, con quien trabajamos para optimizar la ayuda”, afirmó Lira Rugarcía, enfatizando la importancia de “ser testigos de esperanza” en medio de la emergencia. Entre los artículos de primera necesidad más urgentes figuran alimentos no perecederos, pañales, colchonetas y medicamentos básicos.
Las lluvias, atribuidas a un sistema de tormentas inusual para la temporada, rebasaron la infraestructura en Tamaulipas. Autoridades locales reportan que el 60% de Reynosa permanece anegado, mientras equipos de emergencia intentan restablecer servicios esenciales.
Aunque no se han emitido alertas de nuevas precipitaciones, expertos advierten que la temporada de huracanes en el Atlántico, que inicia en junio, podría agravar la situación si no se refuerzan medidas preventivas.
El obispo concluyó su mensaje invitando a la oración por las víctimas y a “mirar más allá de las diferencias” para reconstruir las comunidades. “Perder pertenencias es devastador, pero no perderemos la fe en la solidaridad humana”, afirmó.