Hiroshima, Japón.- El obispo Alexis Mitsuru Shirahama declaró este 6 de agosto que la Iglesia en las ciudades bombardeadas "tiene el deber de orar, alzar la voz y actuar" contra las armas nucleares, durante el octogésimo aniversario de los ataques atómicos estadounidenses a Hiroshima y Nagasaki. En un documento difundido por medios vaticanos, el prelado subrayó que "el poder destructivo actual supera con creces al de 1945", e instó a "revelar la naturaleza inhumana de estos arsenales".
El llamado urgente del obispo contrasta con datos revelados por la Campaña Internacional para la Abolición de Armas Nucleares: las nueve potencias atómicas superaron los 100 mil millones de dólares en gasto militar nuclear en 2024 es decir, gastos de 3 mil 169 dólares cada segundo. Esta cifra podría alimentar por casi dos años a los 345 millones de personas en hambre severa. Paralelamente, encuestas del ECFR muestran un creciente apoyo ciudadano a la disuasión nuclear; por ejemplo, ciudadanos en Polonia (60%), Portugal (62%) y España (54%) favorecen que sus países desarrollen y administren arsenales nucleares "como disuasores de conflictos geopolíticos".
El obispo Shirahama, pastor de la ciudad que es una cicatriz global y humanitaria sobre el rostro devastador de la carrera armamentista, alertó sobre la erosión del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) y el surgimiento de "nuevos países nucleares".
Su crítica a la teoría de disuasión coincidió con una peregrinación intercontinental en Hiroshima, con presencia del nuncio apostólico en Japón, los cardenales estadounidenses McElroy y Cupich, algunos obispos surcoreanos y supervivientes (hibakusha). La iniciativa concluirá el 10 de agosto en Nagasaki con un simposio académico y diálogo ecuménico.
Desde Roma el papa León XIV se sumó al mensaje en una carta al obispo de Hiroshima: "La verdadera paz exige el valiente abandono de las armas", afirmó, calificando ambas ciudades como "símbolos de memoria". Rechazó la "ilusoria seguridad basada en la destrucción mutua" e instó a priorizar el diálogo.
Esta postura refuerza la declaración de junio de la Conferencia Episcopal Japonesa, que exigió la "abolición total" de los arsenales nucleares por contrariar el "respeto a la vida y dignidad humana".
En 2023, la Arquidiócesis de Hiroshima creó la Alianza para un Mundo Sin Armas Nucleares (PWNW) con diócesis estadounidenses (Santa Fe, Seattle) y Nagasaki. La coalición rechaza "cualquier justificación de los bombardeos" y busca ampliar el "círculo de paz global", retomando los "tres mandatos éticos" de Francisco en su visita a Hiroshima en 2019: recordar el daño nuclear, prevenir nuevos desastres y proteger a la humanidad de estas amenazas.