Ciudad de México.- Un reciente estudio académico en Polonia revela cómo las creencias religiosas y la lealtad grupal moldean actitudes frente a los abusos; el problema, asegura el autor, se manifiesta en que la minimización de estos crímenes toma implicaciones globales.
En el estudio 'Factores determinantes de la actitud frente a los crimenes de pedofilia en la Iglesia católica' del investigador Dariusz Drążkowski se enfoca en Polonia, donde el 94% de la población se declara católica. Al igual que en otros países, los escándalos de pedofilia clerical han sacudido a la sociedad y a los cimientos de la Iglesia.
Entre 2021 y 2022, el Vaticano sancionó al 10% de los obispos polacos por encubrir abusos, según datos recopilados por Drążkowski de la Universidad Adam Mickiewicz. Sin embargo, no todos los fieles reaccionan igual. El estudio publicado en Humanities & Social Sciences Communications (2025) expone que los católicos muestran actitudes menos críticas que los ateos, y la razón reside en su psicología moral y religiosa.
Tras encuestar a 1,908 polacos (católicos y ateos), la investigación identificó tres mecanismos clave:
- Los ateos son más críticos debido a su escepticismo hacia las instituciones religiosas, que amplifica su rechazo a los crímenes.
- Los católicos priorizan valores de pureza (integridad espiritual) y autoridad (obediencia jerárquica), lo que diluye su crítica. "Quienes veneran la autoridad eclesiástica tienden a justificar la inacción de los obispos", explica Drążkowski.
- Y aún entre los católicos, el académico identifica a fundamentalistas (adherentes a interpretaciones literales de textos sagrados) son el grupo menos propenso a condenar los abusos.
Un hallazgo controvertido revela que el fundamento moral de "pureza" —asociado a la santidad de vida— predice actitudes más indulgentes.
"La disonancia entre el ideal de pureza y los crímenes lleva a algunos a negar la realidad para preservar su fe", señala el estudio. Esto se traduce en revictimización: el 30% de los polacos considera "exagerados" los escándalos, y muchas familias culpan a los niños abusados, según registros históricos presentes en los estudios de Doyle y Wind entre el 2008 y 2009.
Mientras figuras como el arzobispo Tadeusz Wojda son cuestionadas por las víctimas, también surten efecto iniciativas como la "Iglesia Abierta" —movimiento católico que exige transparencia—. Sus seguidores, caracterizados por altos niveles de tolerancia racional (FTR) y diálogo interreligioso (XENOS), son los más críticos con los encubrimientos. No obstante, persiste un desafío: el 74.5% de los polacos cree que la jerarquía "no protege suficiente a las víctimas" .
Para Drążkowski, estos hallazgos subrayan que "la respuesta ante abusos depende de esquemas cognitivos profundos, no solo de hechos".
El investigador recomienda programas educativos en parroquias que, sin minar la fe, fomenten fundamentos morales de "cuidado" hacia los vulnerables. Mientras Polonia vive su propia ola secularizadora —similar a la de Irlanda o Bélgica—, el estudio advierte: la lealtad grupal no debe silenciar a las víctimas.