La Asunción de la Virgen María es el dogma más joven de la Iglesia católica, proclamado apenas hace 75 años por el papa Pío XII el 1 de noviembre de 1950. Este último dogma está publicado en la constitución apostólica Munificentissimus Deus pero, al mismo tiempo, es una de las creencias y tradiciones más antiguas y veneradas del cristianismo.
¿La Biblia habla sobre la Asunción de María?
Según el relato cristiano, María, la madre de Jesucristo, al final de su vida terrenal fue elevada en cuerpo y alma al Cielo por Dios, sin experimentar la corrupción física. Aunque este relato no se encuentra consignado en el Nuevo Testamento ni se detalla este episodio entre los sucesos que viven los apóstoles, sus raíces se remontan a tradiciones de los siglos II y III, recogidas en textos apócrifos como el Liber Requiei Mariae ("Libro del reposo de María") y el De Transitu Virginis (“El tránsito de la Virgen”).
Pero además, la Asunción se explica con interpretaciones de ciertos pasajes bíblicos como en la Anunciación (en Lucas 1,28), donde María es reconocida y alabada como "llena de gracia”; o en la confirmación de que Dios eleva por su voluntad a las personas al cielo como hizo con Enoc y Elías (en los libros del Antiguo Testamento: Génesis y Reyes).
Al parecer, la festividad se celebró por primera vez entre los cristianos orientales bajo el nombre de "Dormición" (Koimesis), que conmemoraba el "sueño" de María antes de ser llevada al Cielo. Fue en el año 600 d.C. cuando el emperador bizantino Mauricio estableció oficialmente esta celebración el 15 de agosto. Mientras, en Occidente, el papa Sergio I (687-701) introdujo una procesión para la fiesta, que en el siglo IX adoptó el nombre de "Asunción".
La diferencia entre Ascensión y Asunción
A nivel popular, en ocasiones se confunden los términos “Asunción” y “Ascensión” pues ambos aluden a una subida al Cielo, pero su significado teológico es distinto:
La Ascensión se refiere exclusivamente a Jesucristo, quien por su propio poder divino ascendió a los cielos cuarenta días después de su Resurrección (en Hechos 1,9). Como afirma el Evangelio de Juan: "Nadie ha subido al cielo sino el que descendió del cielo" (en el Evangelio según Juan 3,13).
La Asunción, por su parte, es un acto de Dios hacia María, quien fue elevada por gracia divina. No implica poder propio, sino un privilegio concedido a la Madre de Dios.
¿Por qué es dogma para unos católicos y para otros cristianos no?
El relato del tránsito de María (ya sea como Dormición o como Asunción) es reconocido, valorado y celebrado tanto por católicos romanos de Occidente como católicos ortodoxos herederos de las Iglesias de Oriente el 15 de agosto, pero con matices doctrinales.
Por ejemplo, para los ortodoxos orientales, la “Dormición” enfatiza el sueño de María antes de su glorificación. Aceptan que fue “asunta” al cielo pero no definen esto como parte de su cuerpo dogmático cristiano.
Los relatos de los santos y patriarcas de la Iglesia oriental se enfocan en que los apóstoles hallaron vacío el sepulcro de María, concluyendo que su cuerpo fue llevado al Cielo. Esto se encuentra, por ejemplo, en los textos de san Juan Damaceno en el siglo VIII.
Por su parte, la Iglesia Católica Romana desarrolló una definición distinta del episodio hasta ser declarado como dogma pleno a mediados del siglo XX. El papa Pío XII dijo que la Asunción es "una verdad divinamente revelada", basada en la Tradición y el consenso de obispos y fieles.
El Catecismo de la Iglesia Católica (n. 966) subraya que la Asunción es "una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección de los cristianos". Es decir, para los fieles católicos romanos, María es signo de esperanza pues su destino (ser asunta en cuerpo y alma al Cielo) refleja la promesa de que la plenitud de la vida con Dios incluye la dimensión corporal.
Existen además otras distancias teológicas entre católicos romanos y católicos orientales respecto a interpretaciones de la Revelación Divina que impiden que coincidan ambas tradiciones respecto al carácter dogmático de la Asunción, como la inmaculada concepción y la redención de María (incluso la participación co-redentora de María) o la procedencia del Espíritu Santo.
La Asunción en el arte: una mirada siempre teológica
Eso no ha impedido, sin embargo, que tanto el arte y la devoción a lo largo de los siglos representen a la Asunción o la Dormición de María como un episodio central de la promesa de vida eterna de Jesucristo a la humanidad.
El arte ha transmitido el sentido de este Misterio de muchas formas pero destacan tres: el mosaico de la ‘Dormición de la Virgen’ de Jacopo Torriti, la ‘Asunción de la Virgen’ de Tiziano y el ‘Tránsito de la Virgen’ de Andrea Mantegna.
El mosaico de Torriti fue realizado en el siglo XIII en el ábside de la Basílica de Santa María la Mayor en Roma. La imagen recoge la tradición de los íconos bizantinos de las Iglesias orientales, es decir: muestra a la Virgen María recostada, con los brazos cruzados y los ojos cerrados en su lecho de muerte (una especie de tálamo mortuorio), rodeada por los apóstoles reunidos y compungidos (san Pedro incensa el cuerpo y san Juan llora junto a la almohada); sobre la Virgen aparece Jesucristo con el alma de María (representada como una niña) entre su brazos y corona la escena la Mandorla (la Gloria divina) con ángeles y santos.
La pintura de Mantegna (1492) muestra a los apóstoles en el palacio de Mantua (Italia), reunidos alrededor de una cama donde yace María; los personajes lucen majestuosos, con túnicas coloridas, sólo uno (san Pedro) parece llevar ornamentos sobre su vestido, los apóstoles portan símbolos en las manos como cirios, palmas, el libro de difuntos y el incensario que reflejan el carácter litúrgico en el homenaje a la Virgen. En el fondo aparece el lago y el puente de San Giorgio. Más que enfocarse en el Misterio de la Dormición o la Asunción de la Virgen, incluso al retratar el evento en Mantua y no en donde se desarrolló la Iglesia en los primeros siglos, este cuadro refleja el sentido de la comunidad apostólica y su asistencia en la historia de la Iglesia.
Pero, es en la Asunción de la Virgen de Tiziano (1518), que se encuentra en la Basílica de Santa María dei Frari (Venecia), donde se muestra la imagen de la Asunción que más ha influido en Occidente a nivel interpretativo: María de pie, flotando, con la mirada puesta en lo alto y los brazos abiertos, posada en nubes y querubines, sostenida entre el Cielo donde Dios la espera y la Tierra donde los apóstoles la elogian y veneran. Esta pintura condensa dos características artísticas importantes para el tema de la Asunción en futuras representaciones: el movimiento ascendente helicoidal (como en una espiral, una especie de humo arremolinado) y la clara división del Cielo y de la Tierra.
Dogmas Marianos: Pilares de la fe católica
La Asunción es uno de los cuatro dogmas marianos definidos por Roma. Los dogmas católicos que involucran a la Virgen María son:
- María es la Madre de Dios. Theotokos en griego, porque fue proclamado en el Concilio de Éfeso en el año 431. Fue uno de los primeros dogmas marianos para contrarrestar perspectivas heréticas sobre el origen de Jesús.
- La Virginidad Perpetua de María. Este dogma sentencia que María concibió a Jesús por Gracia del Espíritu Santo y permaneció virgen antes, durante y después del parto.
- La Inmaculada Concepción. Proclamado dogma en 1854 donde también se afirma que María fue preservada del pecado original desde su concepción.
- Y la Asunción. Proclamado como dogma en 1950 y en él se afirma que su cuerpo y alma fueron glorificados; cada 15 de agosto, la Iglesia católica lo celebra de una forma muy especial.