Ciudad del Vaticano.- En un contundente pronunciamiento, el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado de la Santa Sede, calificó de "sinsentido" el bombardeo israelí al hospital Nasser en Khan Younis, sur de la Franja de Gaza, que causó la muerte de al menos 20 personas, incluidos cinco periodistas. Las declaraciones se produjeron durante la 75ª Semana Litúrgica Nacional en Nápoles, Italia, donde el alto funcionario vaticano alertó sobre el agravamiento de la crisis humanitaria.
"Seguimos asombrados ante lo que está sucediendo en Gaza, a pesar de la condena del mundo entero", afirmó Parolin ante los medios reunidos en Nápoles. El purpurado subrayó la unanimidad de la reprobación internacional pero lamentó la ineficacia de estas condenas: "Hay un coro por parte de todos en la condena de lo que está sucediendo, pero parece no haber visos de solución".
El ataque al complejo hospitalario, uno de los últimos que permanecía operativo en Gaza, profundiza la catástrofe humanitaria en un territorio donde la población civil carece de refugios seguros. Parolin describió un escenario sombrío: "La situación se vuelve cada vez más complicada y, desde el punto de vista humanitario, cada vez más precaria, con todas las consecuencias que estamos viendo constantemente".
Frente a la paralización diplomática, el Secretario de Estado hizo un llamado a no capitular: "No debemos rendirnos. Hay que seguir trabajando por la paz y la reconciliación".
Enfatizó que la solución requiere tanto de voluntad política como de una disposición espiritual: "Se necesita mucha política, porque existen muchas soluciones teóricas… hay muchos caminos para alcanzar la paz, pero se debe querer llevarlos a la práctica".
Parolin vinculó la crisis actual con el Jubileo de la Esperanza, señalando que "hay necesidad de esperanza para el mundo entero". Definió este momento como una oportunidad para recuperar "una esperanza contra toda esperanza", especialmente cuando escasean los elementos que permiten avizorar una salida pacífica.
Las declaraciones del cardenal se produjeron en un día de masivas protestas en Israel, donde decenas de miles de manifestantes bloquearon autopistas y exigieron un alto al fuego inmediato y la liberación de los rehenes en poder de Hamas. Einav Zangauker, madre de uno de los secuestrados, declaró: "El Gobierno los ha abandonado, pero el pueblo los traerá de vuelta".
Mientras tanto, los Patriarcados de Jerusalén (ortodoxo y latino) emitieron una declaración conjunta advirtiendo que forzar la evacuación de los refugiados que se albergan en complejos eclesiásticos "equivaldría a una sentencia de muerte".
Anunciaron que sacerdotes y religiosas, incluidas las monjas de la Madre Teresa, permanecerán en sus puestos para cuidar de los vulnerables.
La postura vaticana refleja una profunda preocupación por la normalización de la violencia extrema y el colapso de los mecanismos de protección civil. Parolin, sin mencionar directamente a ningún actor político, criticó la falta de implementación de soluciones viables que prioricen la vida humana sobre los intereses estratégicos.