Ciudad del Vaticano.– En un mensaje de alto impacto político, el papa León XIV realizó una firme defensa del papel de los creyentes en la esfera pública y criticó los excesos del secularismo durante un encuentro con una delegación de políticos y personalidades civiles de la diócesis de Créteil, Francia.
Ante los representantes electos, el Sumo Pontífice delineó una hoja de ruta clara para los católicos en la vida política, instándolos a no escindir su fe de su función pública y a resistir las presiones ideológicas que buscan marginar a la religión.
El discurso, pronunciado en la Sala del Consistorio, abordó de frente la tensión entre fe y política en contextos secularizados como el francés. León XIV reconoció que “en Francia, debido a un secularismo a veces malinterpretado, no es fácil para un cargo electo actuar y decidir consecuentemente con su fe en el ejercicio de responsabilidades públicas”.
Frente a este desafío, el Papa ofreció un consejo fundamental: “No hay separación en la personalidad de una figura pública: no existe el político por un lado y el cristiano por otro. ¡Pero existe el político que, bajo la mirada de Dios y su conciencia, vive sus compromisos y responsabilidades cristianamente!”. Esta declaración constituye el núcleo de su mensaje, un llamado a la coherencia personal como antídoto contra la marginalización de los valores cristianos.
León XIV no eludió los problemas concretos que afligen a la sociedad francesa, mencionando expresamente “la violencia en algunos barrios, la inseguridad, la precariedad, las redes de drogas, el desempleo [y] la desaparición de la convivencia”.
Como solución, propuso la virtud de la “caridad social y política”, un concepto extraído de la Doctrina Social de la Iglesia que define como “un poder capaz de inspirar nuevas maneras de afrontar los problemas del mundo actual y de renovar profundamente las estructuras, las organizaciones sociales y los sistemas jurídicos desde dentro”. Para el pontífice, los líderes impregnados de esta caridad están “mejor preparados para afrontar los desafíos del mundo actual”.
En uno de los pasajes de mayor peso político, el Papa mostró su conciencia de las fuertes presiones a las que se ven sometidos los funcionarios públicos. Parafraseando a su predecesor, el papa Francisco, alertó sobre las “colonizaciones ideológicas a las que están sometidos también los políticos”.
Frente a esto, les exhortó al valor de “decir a veces '¡No, no puedo!' cuando la verdad está en juego”, asegurando que solo la unión con Cristo les dará “la valentía de sufrir en su nombre”. Citando el Evangelio de Juan, recordó: “En el mundo tendréis tribulaciones, pero confiad: yo he vencido al mundo”.
El mensaje de León XIV trasciende el ámbito religioso. Es un discurso estratégico dirigido a fortalecer la base ideológica de los partidos demócrata-cristianos y conservadores en Europa, que en países como Francia enfrentan un creciente secularismo.
Al enmarcar la doctrina social católica como una propuesta basada en la ley natural, accesible “incluso para los no cristianos y los no creyentes”, el Vaticano busca reposicionarse como un actor relevante en el debate sobre los fundamentos éticos de la Unión Europea.
La visita de la delegación francesa, encabezada por el obispo Dominique Blanchet, y el tono del discurso papal, indican un esfuerzo por revitalizar la participación política de los católicos en una de las naciones consideradas el epicentro de la laicidad en Occidente.