Saltillo, Coahuila.- En su primer aniversario como séptimo obispo de Saltillo, Hilario González García confesó que la Iglesia vive tiempos adversos y complicados y reconoció que algunos fenómenos, de por sí difíciles, se han agravado por la pandemia de COVID-19: cada vez menos vocaciones, una economía castigada y, lo más complejo, el inestable retorno de fieles a los templos.
En entrevista para el diario Vanguardia, el obispo González aseguró que en su diócesis se notó una caída de hasta el 50% de las aportaciones económicas realizadas por los fieles y los donantes; que se advierte un declive en las vocaciones religiosas y sacerdotales; y que la incertidumbre de los contagios entre párrocos y capellanes también ha mermado la actividad cotidiana y el servicio que la Iglesia realiza entre la sociedad:
"Como a cualquier instancia: La emergencia sanitaria también obligó a la diócesis local y a sus templos a reducir su índice de actividad y, por lo tanto, su número de trabajadores o la contratación de más de ellos... Eso sí, no puedo decir que la Iglesia fue abandonada, no. Claro que pasó momentos difíciles, igual que su gente".
El obispo también lamentó que por la pandemia no ha podido hacer un recorrido en todas las regiones de la diócesis, pero señaló su interés de visitar todo el territorio diocesano, acudir a todos los templos y a todas las casas religiosas que están circunscritas en los 18 municipios que conforman la diócesis de Saltillo. Hay que señalar que el territorio total de la diócesis abarca 72 mil 492 kilómetros cuadrados.
Hilario González también admitió que las finanzas diocesanas, utilizadas para realizar labores educativas, formativas y humanitarias entre la población del estado, se han visto especialmente afectadas por la pandemia:
"Económicamente nos ha afectado paralelamente a como ha afectado a la sociedad; es decir, la ayuda de los fieles es directamente proporcional a su situación. Entonces, si la situación de la sociedad en general se congeló, eso lo vimos reflejado en esa misma línea en la captación de fondos en la procuración de ayudas, donativos...", dijo.
Sin embargo, admitió que ello no es una emergencia prioritaria: "Vivimos de la donación, de la generosidad, de la caridad; pero como dice el dicho: 'No nos sobra, no nos falta'".
El obispo afirmó que, en el curso de la pandemia actual, han fallecido diez sacerdotes de la diócesis; tres de ellos, ya con él al frente de la circunscripción. Una preocupación añadida es que, durante enero, quince ministros de culto se contagiaron de COVID-19:
"Necesitamos sacerdotes. Y luego se nos van. Eso duele", reconoció el obispo Hilario González.
No obstante, aseguró que todos los fieles y los sacerdotes de la diócesis rezan por más vocaciones y por los actuales jóvenes en formación. Actualmente hay 50 seminaristas. El obispo Hilario considera que en una Diócesis como Saltillo, se requieren al menos 200. (Información Vanguardia Digital)