Ciudad de México.- La Conferencia de Superiores mayores de Religiosos de México (CIRM) hizo un pronunciamiento para condenar el asesinato de Javier García Villafaña, exigir el esclarecimiento del caso a las autoridades mexicanas y reanimar a los fieles católicos y a las personas de buena voluntad a no normalizar estos "actos de barbarie".
"Manifestamos a nuestros hermanos agustinos y a la Diócesis de Morelia nuestro dolor e indignación ante otro hecho de injusticia que sigue lacerando nuestra confianza y seguridad".
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La comunidad que conjunta a los líderes de diferentes congregaciones religiosas de varones y mujeres en México criticó "la espiral de violencia" en el país pues, aseguran: "Sigue siendo la amenaza más grande contra la dignidad de los ciudadanos mexicanos quienes con su trabajo y servicio queremos construir una sociedad basada en los valores humanos, la amistad social, la democracia y el desarrollo".
En su pronunciamiento las y los superiores de las Casas Religiosas del país exigieron "nueva y reiteradamente al Estado mexicano y a sus instituciones, una investigación exhaustiva de este hecho de violencia que nuevamente desafía las estrategias y la credibilidad de sus instituciones de seguridad y procuración de justicia".
Exhortaron además a la población a no normalizar la violencia pues son "actos de barbarie" y pidieron no perder la indignación ética frente a cada asesinato, acto de violencia e iniquidad.
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Las y los religiosos de México reflexionaron finalmente sobre la necesidad de "replantearnos una vez más nuestro compromiso por la paz y la justicia como miembros de una sociedad diversa que aprende los caminos del respeto y el diálogo en la reconfiguración del tejido social de nuestra patria".
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El pronunciamiento, firmado por la religiosa Juana Ángeles Zárate Celedón CSC, presidenta de la CIRM y por los miembros de la Junta Directiva Nacional, concluye con un llamado a "vivir con radicalidad nuestra condición de hermanos y hermanas bajo el proyecto de fraternidad y sororidad que sana las relaciones y nos conduce a la plenitud de la vida en un radical humanismo que nos perfila en nuestra vocación de solidaridad y desarrollo integral".