Ciudad de México.- La Cuaresma cristiana es, en pocas palabras, un camino de conversión y de renovación espiritual; es un período litúrgico de 40 días que precede a la Pascua en el calendario católico y es mucho más que una tradición religiosa. Desde el Miércoles de Ceniza hasta la vigilia de la Semana Santa, este tiempo invita a los fieles a un proceso de introspección, penitencia y preparación espiritual.
La Cuaresma, por supuesto, parte de ancestrales raíces en prácticas bíblicas y del cristianismo primigenio, y se erige como un permanente llamado a la conversión en la Historia de la Salvación, un tema central de la espiritualidad cristiana y que, particularmente en este Año Jubilar 2025, por invitación del papa Francisco, es además un peregrinaje de esperanza.
¿De dónde viene la Cuaresma?
Los 40 días de la Cuaresma evocan episodios clave de la Biblia: los años de Israel en el desierto, los días de Moisés en el Sinaí y, sobre todo, el ayuno de Jesús en el desierto antes de iniciar su ministerio. Este marco numérico simboliza purificación y prueba, un itinerario que busca imitar la resistencia ante las tentaciones y la entrega a Dios.
El Miércoles de Ceniza es la puerta de entrada a este período y marca el inicio con la imposición de cenizas en la frente, acompañada de la frase: "Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás". Este gesto, explica el sacerdote Juan Martínez, teólogo y experto en liturgia, "es un recordatorio de la fragilidad humana y una invitación a mirar más allá de lo material".
La Cuaresma se sostiene en tres pilares, establecidos por Jesús en el Sermón de la Montaña: ayuno, oración y limosna. Estas prácticas no son fines en sí mismos, sino medios para cultivar la humildad, la solidaridad y la conexión con lo divino. ¿Qué implica cada uno?
Ayuno y abstinencia: Más que renunciar a alimentos sólo por privación, implica dominar deseos egoístas. El Catecismo de la Iglesia Católica (n. 1434) subraya que "el ayuno nos prepara para las gracias de la penitencia". En la actualidad, derivado de la proliferación de 'fake news' y confusiones sobre la espiritualidad cristiana, se suelen divulgar falsas 'sustituciones' al ayuno cuaresmal que obliga a los creyentes mayores de edad y que se encuentren saludables. Sólo en circunstancias de necesidad particular es posible que se dispense el mandato de ayuno.
Oración: Un diálogo profundo con Dios que, según San Agustín, "es el respiro del alma". Durante la Cuaresma, se enfatizan retiros, vía crucis y lecturas bíblicas. Y se exhorta a los creyentes a reforzar su relación con Dios a través de la oración, las devociones religiosas y, sobre todo, a través del Sacramento de la Reconciliación.
Limosna: Que no se limita a dar dinero, sino tiempo y atención. La limosna también tiene un sentido de vinculación comunitaria, auxilando al prójimo mediante la procura del bien común y los medios necesarios para el bienestar compartido. Santa Teresa de Calcuta decía: "El que no vive para servir, no sirve para vivir".
El sentido penitencial
La palabra 'penitencial' puede no ser muy apreciada en una cultura acostumbrada al consumo, al placer y a la satisfacción inmediata de experiencias; sin embargo, la penitencia cristiana no puede comprenderse como un castigo sino, por el contrario, como un acto de liberación. El papa Francisco, en su mensaje cuaresmal de 2023, precisó: "La Cuaresma es un tiempo para decir no a la asfixia espiritual [...] y sí al aliento de Dios que nos salva". Se trata de reconocer errores, pero sin quedarse en la culpa: el Sacramento de la Reconciliación (la Confesión) es clave para entender esta relación espiritual, como puente hacia la Gracia.
Un auténtico encuentro con Jesús en el tiempo de Cuaresma evita el moralismo vacío; como advirtió San Juan Crisóstomo en el siglo IV: "No basta con abstenerse de comer carne si devoramos a nuestro hermano con críticas"; o como también apunó San León Magno, en el siglo V: "La Cuaresma exige que corrijamos nuestras vidas. Quien no se niega a sí mismo no sigue a Cristo". También así lo explicó Thomas Merton, monje trapense: "La Cuaresma no es una temporada de tristeza, sino de volver a casa".
Camino de esperanza hacia la Pascua
El papa Francisco orientó su mensaje cuaresmal de este 2025 a recordar a los creyentes que son "Peregrinos de la esperanza" y que sólo un camino de conversión -que se deja interpelar por las circunstancias complejas que padece el prójimo- puede hayar vías de liberación del de pecado y recobrar la dignidad humana.
"¿Vivo concretamente la esperanza que me impulsa al compromiso por la justicia, la fraternidad y el cuidado de la casa común?", cuestionó Francisco en su mensaje.
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La Cuaresma culmina en el Triduo Pascual (Jueves Santo, Viernes de Dolores y Domingo de Resurrección), donde se conmemora la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Para el teólogo Hans Urs von Balthasar, "sin el desierto de la Cuaresma, la luz de Pascua perdería su contraste". Es decir, que el agreste camino cuaresmal sólo encuentra su sentido en la esperanza del Reino, en la Promesa Eterna y en la presencia misericordiosa de Jesús en nuestra vida.
Por ello, para un mundo marcado por la velocidad, el consumismo y el individualismo, este período invita a frenar, reflexionar y reorientar el corazón. Los símbolos de la ceniza, el ayuno y la oración no son rituales vacíos, sino rituales profundos de un viaje interior que, para millones de fieles, sigue siendo fuente de esperanza y renovación.