El martes 19 de octubre se realizó la segunda mesa del Congreso “Cinco siglos de la Iglesia Católica en México. Reflexiones en torno a la conquista, evangelización e independencia de México 1521-2021”. La mesa fue titulada: la evangelización, la misión y la cura de almas. Los siete investigadores, provenientes de institutos y universidades de nuestro país, explicaron los momentos de evangelización, la vida en las misiones y el reto que representó impartir la doctrina y los sacramentos en el siglo XVI.
La primera ponencia estuvo a cargo de Francisco Morales (OFM) quien explicó que hablar de evangelización es enunciar a sus actores activos, las comunidades indígenas y en virtud de ello expuso los elementos que tenían en común estos últimos con los cristianos de la península lo que facilitó este proceso.
Para el padre Morales algunos de estos factores fueron la música, el baile y los espacios de liturgia. Durante su ponencia Francisco Morales explicó que los primeros religiosos eran reformados, que provenían de aquel mundo renacentista y humanista y que no todos tenían la experiencia en evangelizar.
En orden a factores que facilitaron la conversión, el segundo ponente, Antonio Cano de la UPM, explicó que más que hablar de la “espada y la cruz” para referirnos a la evangelización, se debe enunciar la “cruz y la virgen María” en tanto que fueron estos símbolos los que posibilitaron la conversión ya que fueron asociados a significados propios del mundo mesoamericano.
En el proceso de las tempranas evangelizaciones participaron también miembros del clero secular y en virtud de ello Rodolfo Aguirre del IISUE-UNAM proporcionó un detallado informe sobre la “discreta presencia” de los curas diocesanos en tiempos de Fray Juan de Zumárraga y explicó las dificultades para establecer los primeros curatos.
El investigador concluyó que no sería sino hasta la gestión de Fray Alonso de Montufar, que se puede hablar ya de una red parroquial.
SOBRE EL CONGRESO: Primera jornada: Cinco Siglos de la Iglesia Católica en México
La segunda parte de esta mesa recorrió puntos sobre la evangelización en las distintas latitudes del virreinato novohispano. Por ejemplo, Jesús Joel Peña del INAH, se centró en la diócesis de Puebla y explicó la importancia del símbolo y del rito, normado en misales, manuales de párrocos y ceremoniales para la transmisión de la nueva religión. Para Peña estos dispositivos también moldearon la piedad, las costumbres de los fieles y establecieron la forma de relacionarse entre éstos últimos con la jerarquía eclesiástica.
La doctora Raquel Güereca de la UNAM explicó la evangelización en tierras zapotecas de la diócesis de Antequera, Oaxaca. Expuso las dificultades y la precaria situación de los misioneros y curas en la Villa Alta de San Ildefonso. Villa fundada en 1527, cabecera de la que por algunas décadas fue conocida como Provincia de los Zapotecas, en la Sierra Norte de Oaxaca. Provincia habitada por zapotecos, mixes y un pequeño núcleo de nahuas.
Gilberto López del Castillo del INAH , por su parte , explicó cómo, cuántos, y de dónde provenían los jesuitas enviados a Sinaloa, Sonora, California y proporcionó números de ellos. López se centró en explicar y ejemplificar los trabajos de algunos de los jesuitas italianos, entre los cuales, el más famoso fue Eusebio Kino.
Adriana Rocher (UAC) cerró la mesa explicando que la Iglesia en Yucatán, su instalación, debe establecerse entre 1541 y 1542, si entendemos a la Iglesia como fieles y como Institución que norma y administra los sacramentos. Explicó puntualmente cómo ingresaron los franciscanos por esos territorios, luego cómo tomaron cargo de él los diocesanos y lo complejo que fue evangelizar la zona denominada La Montaña.
Una reflexión importante de la Dra. Rocher fue cuando explicó cómo los sucesos de Maní se convirtieron en un parteaguas para los evangelizadores. La investigadora señaló que este suceso marcó la “pérdida de la inocencia” de los frailes, de la utopía que los llevó a creer que lograrían un “hombre nuevo”. Ellos, señaló, eran hombres de fe, convencidos de su papel y de su religión, pero la realidad era otra.
La mesa concluyó después de 4 horas, con la asistencia de entre 170 y 230 participantes. Al cierre, y luego de interesantes preguntas hechas por los asistentes, se llegó a conclusiones muy enriquecedoras. Por ejemplo, que el avance de la investigación histórica en los últimos cincuenta años ha permitido entender que el sincretismo es parte de la historia del mundo, no solo de México, que en algunos casos hubo procesos de inculturación y en otros no, que los hombres de aquellos tiempos tenían un sentido de vida distinto, de hecho, lenguajes de sus cuerpos diferentes y que las realidades eran diversas y complejas.