Bogotá, Colombia.- Los obispos de América Latina y el Caribe han expresado su deseo de una cooperación regional de 'La Patria Gandre' hacia atenciones, soluciones y la necesaria reconstrucción de las sociedades del continente afectadas por la crisis pandémica del COVID-19.
A través de una carta firmada el 21 de agosto, la presidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) exhortó a los líderes sociales y gobernantes de las naciones a mostrar voluntad política para atender e intentar remediar las muchas carencias y dificultades generadas por la crisis sanitaria. Les recuerdan que toda decisión política que tomen tiene repercusiones morales.
La carta recuerda que según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) han muerto más de 200 mil personas en América Latina y el Caribe; y que cinco millones de latinoamericanos se han contagiado de COVID-19. Los obispos muestran su preocupación por el pronóstico de más de 215 millones de personas en estado de pobreza durante los próximos meses, es decir el 35% de la población del continente: "Un dato escandaloso que hace ruido en la conciencia de la Iglesia".
Para los pastores católicos, la situación de los más vulnerables es preocupante debido a que la región no deja de tener altos íncides de violencia e inseguridad "circunstancia que agrava el alma de nuestra Patria Grande".
Por ello, los obispos piden que, además de la vacunación para el coronavirus, se trabaje solidariamente en "curar un gran virus, el de la injusticia social, de la desigualdad de oportunidades, de la marginación y de la falta de protección de los más débiles".
Sobre la vacunación contra el COVID-19, los obispos piden que la aplicación de vacunas priorice a los más pobres, que no se favorezca ni a la comercialización de utilidad excesiva ni a los monopolios legales. Por el contrario, promueven "que se adopten medidas para asegurar que las vacuunas estén disponibles para todos, priorizando a los más pobres que han sido los más afectados por la pandemia en nuestro continente".
"Que no sea el criterio económico el que, una vez más, margine de la salud a los más golpeados por esta crisis sanitaria, los pobres".
En este deseo, los obispos piden a los gobernantes fortalezcan sus relaciones desde la unidad y la fraternidad: "Todo esto para aportar en la construcción de una Patria Grande que todos soñamos... así podríamos enfrentar también las llamadas enfermedades invisibles, fruto de condiciones socio económicas deficitarias e injustas, que causan más muertes que el COVID-19".
Finalmente, la carta reclama "el pecado estructural" que afecta la región latinoamericana: "Urgimos que en las políticas públicas siempre se tenga presente, en primer lugar, a los hombres y mujeres de nuestra tierra y en especial a los más pobres. ¡Lo reclamamos en nombre de Dios!"