Ciudad de México.- "No podemos menos que sentir indignación" ante la tragedia acontecida a la niña Fátima (secuestrada y asesinada) así como otros crímenes contra personas vulnerables en la ciudad, afirmó el obispo Andrés Vargas Peña, y compartió que estos dolorosos hechos conmueven e interpelan a la grey católica de la Diócesis de Xochimilco, demarcación donde vivía la infante de siete años de edad.
"Esta mañana hemos sido sorprendidos con la triste noticia del hallazgo sin vida de la niña Fátima, buscada por sus familiares desde hace algunos días. La muerte de cualquier persona es un acontecimiento doloroso y el dolor crece ante la muerte de esta pequeña al saber que fue fruto de la bárbara e injustificable violencia. No podemos menos que sentir indignación ante este acontecimiento y los otros semejantes que tristemente se han hecho frecuentes".
El obispo Vargas Peña envió su cercanía con los familiares y seres queridos de Fátima, además confirmó que como pastor de la región sur de la ciudad alza su voz junto a la de los deudos y a la de muchos otros que piden justicia y esclarecimiento y para tantas víctimas de la violencia. "Toda vida humana tiene un valor incalculable y por lo mismo, debe ser protegida de todo aquello que la denigre o desprecie. Tengo la certeza de que las autoridades civiles harán lo que les corresponde, pues hacer justicia traerá paz para quienes lloran por esta pérdida", expresó.
Vargas Peña es el obispo católico que pastorea a los pueblos y colonias de las alcaldías Xochimilco, Milpa Alta y Tláhuac; por ello invitó a sacerdotes, religiosas y fieles que conforman la Iglesia local a reflexionar sobre su actuar en medio de estas apremiantes realidades: "tenemos que ayudar a la sociedad a cultivar el sentido de la dignidad humana con la luz del Evangelio de Jesucristo, para velar por los más débiles de la humanidad: los niños, los jóvenes, las mujeres, los ancianos; y también a redoblar nuestra acción pastoral que procure la protección de los sectores vulnerables".
"No nos acostumbremos al cotidiano clima de violencia que se esparce por doquier y que no respeta edades ni cualquier tipo de condición, ni tampoco abonemos a él con más violencia. La paz, nos enseña la Iglesia, es fruto de la justicia, y en nuestra Ciudad no habrá paz si no trabajamos por los más débiles, si no nos ocupamos de los más vulnerables, y si no tenemos un sistema judicial que procure la justicia con estricto apego a derecho y evitando todo dejo de impunidad".
"Finalmente -indica en su carta- como obispo de esta zona de la Ciudad de México donde se verificó tan inhumano suceso, elevo mis oraciones por Fátima, por sus familiares y seres queridos, a quienes también les expreso mi cercanía y particular afecto a través de este texto, como también a través del equipo sacerdotal de la Parroquia de Santiago Apóstol Tulyehualco y con el deseo de poder hacerlo pronto personalmente. Pido a todos mis sacerdotes y fieles laicos a que eleven súplicas y oraciones por esta intención y, de ser posible, ofrezcan la Santa Misa, la cual actualiza el misterio de Cristo vencedor de la muerte y único capaz de dar el consuelo a quienes lloran a Fátima. Dios conceda a Fátima y a todos los muertos por la violencia el descanso eterno y a nuestra patria le conceda la paz".