Ciudad del Vaticano.- El papa Francisco ha anunciado su decisión de extender por un año la consulta global de católicos y la experiencia de reflexión sobre el futuro de la Iglesia rumbo al Sínodo de la Sinodalidad que se celebrará en dos etapas, la primera en octubre del 2023 como estaba planeado desde el inicio; una segunda sesión para octubre del 2024.
Tras el rezo del Ángelus dominical, el papa Francisco anunció que la próxima Asamblea del Sínodo de Obispos, la reunión de la jerarquía eclesial en la que se debaten temas que interesan a la Iglesia se realizará en estos dos momentos para permitir más tiempo para encontrar un camino a seguir.
"Confío en que esta decisión conduzca a una comprensión de la sinodalidad como una dimensión constitutiva de la iglesia, y a ayudar a todos a vivirla como un camino de hermanos y hermanas que dan testimonio de la alegría del Evangelio", dijo Francisco en su bendición del mediodía con vistas a la Plaza de San Pedro.
El pontífice abrió formalmente el proceso de consulta de dos años sobre el tema de la 'sinodalidad' que refiere a un 'estilo de ser Iglesia' en el mundo contemporáneo; pero que también podría implicar la simplificación de estructuras eclesiásticas históricas para dar pasaro a una forma de trabajo más descentralizada de la iglesia, con laicos en un papel más relevante en el proceso y, por supuesto, la participación de las mujeres.
El proceso es parte del objetivo a largo plazo de Francisco de hacer que la iglesia sea más inclusiva, participativa y receptiva a los problemas del mundo real que enfrentan los católicos comunes.
Como parte del proceso, el Vaticano pidió a las diócesis, órdenes religiosas y todas las organizaciones católicos que participaran en una consulta horizontal con fieles en general -incluso con no creyenes- paa que se aportaran reflexiones de sus necesidades y esperanzas para la Iglesia. Las conferencias episcopales en agosto informaron los resultados, y un comité organizador se reunió recientemente cerca de Roma y completó un documento de síntesis.
De hecho, no es la primera vez que Francisco divide una reunión sinodal en dos sesiones, con un año de respiro entre ellas. Lo hizo para su Sínodo sobre la Familia, que tuvo lugar en el transcurso de dos sesiones en 2014 y 2015, y resultó en su documento de 2016 que abrió la puerta a permitir que los católicos divorciados y vueltos a casar civilmente reciban la Comunión.
Una de las razones que quizá motivó al Santo Padre a extender el plazo para el Sínodo de la Sinodalidad tiene que ver con las respuestas recogidas de las conferencias episcopales; al parecer la representatividad de la consulta es baja en varias naciones y rincones del planeta. Por ejemplo, la USCCB (la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos) informó que 700 mil personas participaron en la consulta, en un país de 66.8 millones de católicos; al mismo tiempo, muchos países europeos también informaron tasas de participación por debajo del 10%.
Por si fuera poco, dentro de la propia estructura eclesiástica ha habido resistencias a la consulta horizontal en la Iglesia y, aunque el Papa, afirmó hace una semana que la consulta no es ni de cerca un ejercicio democrático sino apertura para escuchar al Espíritu Santo a través de la oración de los pueblos del mundo, son varios los obispos y las congregaciones religiosas que han decidido no aportar ni participar.
Al anunciar la extensión de un año el domingo, Francisco dijo que los frutos de esta primera fase habían sido muchos “pero para alcanzar una madurez completa, es necesario que no apresuremos las cosas”. Agregar otro año, dijo, permitiría un “discernimiento más extendido”.