Ciudad del Vaticano.- El papa Francisco se reunió con los empleados del Dicasterio para la Comunicación, los consultores y miembros del organismo vaticano que participaron de su Asamblea Plenaria y aprovechó para enviar un mensaje a todos los comunicadores del orbe: Comunicar es acompañar a la gente, para que no se sienta sola; y es dar voz a quienes usualmente son excluidos.
La Asamblea Plenaria del dicasterio llevó el título 'Sínodo y comunicación: un camino por recorrer'; y para el pontífice, los comunicadores deben "favorecer la cercanía, dar voz a los excluidos, llamar la atención sobre lo que normalmente descartamos e ignoramos".
El papa Francisco pronunció unas palabras espontáneas en italiano desglosando tres aspectos importantes: el diálogo, la comunicación de los valores y el humanismo:
"La comunicación es, por decirlo así, el oficio de los vínculos, dentro de los cuales la voz de Dios resuena y se hace escuchar", afirmó el Pontífice en su discurso.
Los tres puntos sobre los cuales se debe orientar la comunicación: que las personas se sientan menos solas, dar voz a quien no la tiene y educarse en el esfuerzo de comunicar.
El Papa indicó además: "Si la comunicación no disminuye el sentimiento de soledad al que tantos hombres y mujeres se sienten condenados", entonces "solo es un entretenimiento, no es el oficio de los vínculos". En cambio, aclaró que una persona "se siente menos sola cuando se da cuenta de que las preguntas, las esperanzas, las luchas que lleva dentro encuentran su expresión fuera".
En su reflexión, el Papa sostuvo que "sólo una Iglesia inmersa en la realidad sabe realmente lo que hay en el corazón del hombre contemporáneo".
"Por lo tanto -agregó-, toda verdadera comunicación está hecha sobre todo de escucha concreta, está hecha de encuentros, de rostros, de historias... Si no sabemos estar en la realidad, nos limitaremos a señalar desde arriba en direcciones que nadie escuchará. La comunicación debe ser una gran ayuda para la Iglesia, para vivir concretamente en la realidad, favoreciendo la escucha e interceptando los grandes interrogantes de los hombres y mujeres de hoy".
El Papa criticó que con frecuencia "la comunicación margina y censura lo que es incómodo y lo que no queremos ver". No obstante, afirmó que la tarea de la Iglesia es "estar con los últimos" y su hábitat natural son las "periferias existenciales".
"Las periferias existenciales no son sólo las que por razones económicas se encuentran al margen de la sociedad, sino también las que están llenas de pan pero vacías de sentido; son también las que viven en situaciones de marginalidad debido a determinadas elecciones, o a fracasos familiares, o a acontecimientos personales que han marcado indeleblemente su historia".
Bergoglio invitó a reflexionar si la Iglesia es capaz de dar a estos últimos y marginados, si sabe escucharles y si puede discernir junto a ellos la voluntad de Dios y, así, dirigirles una Palabra que salva.
"La comunión nunca es uniformidad, sino la capacidad de mantener unidas realidades muy diferentes. Creo que también deberíamos ser capaces de comunicar este cansancio sin pretender resolverlo u ocultarlo... El disenso no es una actitud de ruptura, de hecho puede ser uno de los ingredientes de la comunión", explicó.
Al concluir su mensaje, el Papa dejó a su equipo de comunicadores el encargo de reconocer que la comunicación no es un trabajo "simplemente técnico"; por el contrario es una labor que "toca el modo mismo de ser Iglesia": "Servir a la Iglesia significa ser fiable y también valiente para atreverse por nuevos caminos... Sean siempre fiables y valientes".