Nueva York, Estados Unidos.- A unos meses de cumplir una década al frente de la Iglesia católica, el papa Francisco ha concedido una entrevista para la revista jesuita norteamericana editada en Nueva York, America The Jesuit Review, en donde ha hablado con sencillez y asertividad sobre temas de la agenda sociopolítica contemporánea: la guerra en el este europeo, el racismo, la ordenación sacerdotal de mujeres, la polarización o el aborto.
En la entrevista, realizada en español gracias al servicio de intérprete de la periodista Elisabetta Piqué, el Papa siguió abogando por que las mujeres tengan más lugar dentro de la Iglesia, especialmente en espacios de toma de decisiones; sin embargo, descartó categórico la ordenación presbiteral o episcopal de mujeres "no es una privación que la mujer no entre en la vida ministerial".
"No. [El lugar de las mujeres] es mucho más importante y que aún debemos desarrollar; desarrollar catequesis acerca del papel de las mujeres entorno al principio Mariano".
Francisco compartió además su personal experiencia sobre los escrutinios para la ordenación de sacerdotes: "La mejor información que he recibido, la correcta, fue o de mi hermano coadjutor o de laicos que no son sacerdotes o de mujeres. Ellos tienen un olfato, un sentido eclesial para mirar si ese hombre es adecuado al sacerdocio".
Cuestionado respecto al aborto, el pontífice afirma tajantemente: "el feto es un ser humano vivo. No digo una persona, porque se discute eso, pero un ser humano (...) ¿Es justo eliminar un ser humano para resolver un problema? ¿Es justo alquilar un sicario para resolver un problema?"
Francisco reiteró su planteamiento sobre el tema y lamentó que "un problema como este, que es un crimen, adquiere una intensidad fuertemente política", algo que interpreta porque "falta pastoralidad en el modo de abordar este problema".
Otro de los temas polémicos abordados por el pontífice fueron los abusos sexuales infantiles cometidos por parte de sacerdotes y reflexionó sobre los últimos acontecimientos: "La Iglesia hizo una opción: no cubrir, y de así se fue progresando a través de procesos judiciales (...) Cuando la gente honesta ve cómo la Iglesia se hace cargo de esta monstruosidad, ve que una cosa es la Iglesia y otra son los abusadores que están dentro y que son castigados por la misma Iglesia".
Nuevamente, a través de una anécdota, el Papa ofreció su punto de vista sobre cómo esta situación puede cambiar: "Durante una reunión con víctimas en Irlanda (...) Eran seis o siete y vinieron un poco así enojados al inicio y tenían razón. Yo les dije: ‘Miren, hagamos una cosa, mañana tengo que decir el sermón. ¿Por qué no lo preparamos juntos?’. Y entonces ahí se dio un fenómeno lindo porque lo que era simplemente la protesta se transformó en algo positivo y todos juntos hicieron la homilía conmigo del día siguiente", recordó.
La revista jesuita no desaprovechó para preguntar sobre la situación de la guerra en Ucrania: "Todos saben cuál es mi postura... Cuando hablo de Ucrania, hablo de un pueblo martirizado. Si hay un pueblo martirizado hay alguien que lo martiriza. Cuando hablo de Ucrania, hablo de la crueldad porque tengo mucha información de la crueldad de las tropas que vienen. Se sabe bien a quién estoy condenando. No es necesario que ponga el nombre y el apellido", responde ante las críticas que ha recibido por no mencionar al mandatario ruso, Vladimir Putin, en su crítica a la guerra.
"¿Por qué no lo nombró a Putin? -se cuestiona Bergoglio y responde- Porque no era necesario, ya se sabía. Pero a veces la gente agarra un detallito y… Todos saben cuál es mi postura, con Putin o sin Putin, sin nombrarlo".
El Papa también habló del fenómeno de la polarización en las sociedades contemporáneas, incluso aquella polarización dentro de la misma Iglesia católica:
"La polarización no es católica. Lo católico une lo bueno y lo no tan bueno. El Pueblo de Dios es uno solo. Cuando hay polarización entra una mentalidad divisoria, que privilegia unos y deja de lado a otros. Lo católico siempre es armónico de las diferencias", señala.
Francisco agregó: "Si vemos como actúa el Espíritu Santo, primero hace el desorden: pensemos en la mañana de Pentecostés, el lío que se armó allí. Y después hace la armonía. El Espíritu Santo en la Iglesia no reduce todo a un solo valor, sino que hace armonía de las diferencias de los opuestos. Y ese es el espíritu católico. Cuanto más armonía con las diferencias y con los opuestos se hace más católico. Cuanta más polarización, se pierde el espíritu de lo católico y se cae en espíritus sectarios".
A propósito, el Papa respondió a aquellos que le llaman comunista: "Yo trato de seguir el Evangelio. A mí me iluminan mucho las bienaventuranzas, pero, sobre todo, el protocolo con el cual vamos a ser juzgados: Mateo 25. Tuve sed y me diste de beber, estuve preso y me visitasteis, estuve enfermo y me cuidaste..."
"¿Jesús es comunista entonces? El problema que está detrás de esto es el reduccionismo sociopolítico del mensaje evangélico. Los comunistas nos robaron algunos valores cristianos (risas). Algunos otros, un desastre lo que están haciendo", afirmó.
Sobre esto mismo, puso el ejemplo de un "buen pastor" el obispo de El Paso, Mark Seitz: "Me permito citar un obispo que yo no sé si es de derechas, si es de izquierdas, pero es muy buen pastor. Seitz, en la frontera con México, es un hombre que toma en mano todas las contradicciones de ese lugar y las lleva adelante como pastor. No digo que los demás no sean buenos, pero este es el que conozco... Hay algunos buenos obispos que son más de derecha, algunos buenos obispos que son más de izquierda, pero son más obispos que la ideología, son más pastores que la ideología. Y ese es el secreto".
La entrevista concluye con una reflexión sobre sus diez años al frente del solio pontificio: "¿Si mira hacia atrás, hay cosas que usted habría hecho en forma diferente o de las que se arrepiente?", le preguntan y responde Francisco: "Todo. Todo. Todo diferente. Pero hice lo que el Espíritu Santo me iba diciendo que tenía que hacer. Y cuando no lo hice, me equivoqué".