Quito, Ecuador.- La Comisión Episcopal de Laicos y el Programa de Vida y la Familia de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CECU), emitió un mensaje en el contexto del Día del Niño por Nacer en el que mencionó que cada vida humana en gestación "es un signo de esperanza" y exhortó a la ciudadanía a reflexionar por los compromisos con la dignidad y la vida.
"En este año jubilar, caminemos como peregrinos de vida, defendiendo a cada niño por nacer hacia un futuro de esperanza", convocó la Iglesia ecuatoriana al reafirmar su misión de defender la vida desde la concepción y de acompañar a las familias en este camino de esperanza y fe.
En el mensaje, se explica que este Día del Niño por Nacer, se trata de una jornada en la que se reafirma la defensa de la vida desde la concepción y se hace un llamado a la sociedad para reconocer la dignidad de los más indefensos.
En este Año Jubilar, la Iglesia invita a caminar como peregrinos de vida, impulsando un futuro de esperanza para cada ser humano que inicia su existencia en el vientre materno.
Recordando las palabras del papa Francisco: "El nacimiento de los hijos refleja la esperanza de un pueblo; cuando nacen pocos, disminuye la confianza en el futuro. Por eso, cada niño por nacer es un signo de esperanza", la Comisión Episcopal de Laicos asegura que en este contexto donde diversas legislaciones promueven la interrupción del embarazo, la Iglesia insiste en proclamar que toda vida es un don sagrado y que su protección es una responsabilidad colectiva.
Frente a un mundo donde los derechos del no nacido suelen ser ignorados, la Iglesia levanta la voz por quienes no pueden hacerlo: "Hoy más que nunca, se hace necesario alzar la voz por aquellos que no tienen voz, y que no pueden defenderse. La Iglesia enseña que el aborto no es ni puede considerarse un derecho, ni tampoco una solución a los problemas, pues toda vida tiene un valor inestimable desde el momento de la concepción".
La postura eclesial no se limita a una defensa estricta de la vida. También reconoce el sufrimiento de muchas mujeres que, enfrentando circunstancias extremas, se ven tentadas a tomar esta decisión.
En este sentido, la Iglesia exhorta a la protección de la vida, pero al mismo tiempo, extiende su mano con comprensión y misericordia a quienes han atravesado esta difícil experiencia: "La Iglesia es madre y, como tal, no solo defiende la vida, sino que también ofrece esperanza y misericordia a quienes han pasado por el dolor de un aborto. A quienes llevan en su corazón el peso de esta experiencia, les recordamos que no hay pecado que Dios no pueda perdonar. Su amor es infinito, y en Él siempre hay un camino de sanación, restauración y paz".
En el marco del Año Jubilar, la Iglesia invita a todos los fieles a renovar su compromiso con la defensa de la vida. La oración, los pequeños sacrificios y las acciones en favor de los niños por nacer y sus familias se convierten en testimonios vivos de esperanza: “Cada acto de amor y misericordia cuenta en el designio de Dios, y será tomado en cuenta cuando nos presentemos ante Su presencia”.
En este contexto, la Iglesia en Ecuador confía en la intercesión de la Virgen María, Madre de la Vida, para que proteja a cada niño por nacer, acompañe a las madres que enfrentan dificultades y fortalezca a quienes trabajan en la defensa de la vida: “Que nuestro testimonio sea una luz de esperanza en el mundo y un reflejo del amor infinito de Dios”.