Buenos Aires, Argentina.- Durante el "Día del Niño por Nacer", la Comisión Episcopal para la Vida, Laicos y Familia de la Iglesia argentina ha refrendado su compromiso con las madres vulnerables y agradeció a todas las instancias de salud y cuidado que "acompañan y custodian la maternidad en situaciones de riesgo, a los niños por nacer, a los recién nacidos y a las mujeres que han sufrido el aborto".
De esta manera, el episcopado destacó que la misión fundamental de los creyentes es "mostrar el amor misericordioso de la Iglesia en estos servicios".
"Queremos invitar a contemplar el misterio insondable de la vida humana que se nos presenta en la vida concreta del niño por nacer en el seno de su madre, pero que también se proyecta en tantas vidas que reclaman auxilio, apoyo y acompañamiento", expresaron.
Para la Iglesia católica, cada 25 de marzo se celebra la solemnidad de la Anunciación del Señor y, por tanto, se extiende la reflexión respecto al Día del Niño por Nacer; una dimensión humana que en varios países no cuenta con la protección legal o que ha despojada de su dignidad ante leyes que facilitan la terminación de su vida por medio de mecanismos procurados, a través de medicamentos o de intervenciones quirúrgicas.
El Secretariado Nacional para el Cuidado de la Vida Naciente y la Niñez expresó su gratitud hacia todas las personas que asumieron el desafío de cuidar, acompañar la maternidad en contextos de vulnerabilidad, al niño por nacer en sus primeros meses de vida y a las mujeres que han sufrido la herida del aborto.
"El anuncio de un amor tierno y misericordioso se hace presente en todos estos servicios y nos impulsa a seguir dando testimonio de una Iglesia atenta y solícita. Esta Iglesia en salida anuncia una vez más la eminente dignidad de toda vida humana, independiente de su circunstancia", manifestaron a través de un comunicado.
Para la instancia episcopal argentina hay "una certeza palpable y real que reconocemos en la experiencia de estar cerca, cuerpo a cuerpo con la fragilidad del recién nacido, su madre y su familia". Asimismo, plantea que "el respeto irrestricto de esta dignidad es la base de todo orden social justo que está al servicio de todas las personas para que sus vidas puedan desarrollarse y expresarse en toda su plenitud y belleza".