Saltillo, Coahuila.- Hilario González García recibió noticia de su traslado de la diócesis de Linares a la de Saltillo justo en una de las etapas más críticas de la pandemia de COVID-19; con seis años de experiencia episcopal, el regiomontano de 55 años ha emprendido un proceso de conocimiento y reactivación postpandémica de una diócesis que hereda matices y estilos de Raúl Vera López, su pastor por más de dos décadas.
En entrevista con VCNoticias, González García comparte parte de este proceso de encuentro e integración: “Las primeras impresiones que tuve al llegar aquí fueron muy positivas; de gestos muy cordiales, con mucha hospitalidad por parte de la comunidad. Fui recibido con un cariño muy intenso por parte de la gente, dirigido a Jesús y presente en los sacerdotes y el obispo. Claro, he llegado con muchas expectativas por conocer, comprender y cuidar a la comunidad. Me siento muy arropado y cuidado, por sacerdotes, religiosas y laicos”.
González García considera que, como pastor, se encuentra en un momento definitorio para la misión a futuro de la Iglesia en la vida de las comunidades:
“Lo que deseo es animar a los sacerdotes para hacer presencia en esta misión a futuro. Necesitamos sacerdotes más comprometidos, más entusiastas, creativos, que sepan responder a las exigencias de un tiempo adverso. Y es que podríamos estar implantados en los tiempos de bonanza cuando había muchos recursos humanos y materiales; pero ahora que estamos limitados y tal vez carentes, nuestra formación para el sacerdocio tiene que ser diferente, para estos tiempos que no son tan agraciados”.
El obispo Hilario asegura que su interés es, además de familiarizarse con los procesos de animación pastoral en Saltillo, poner todo su empeño en continuar el Plan Diocesano de Pastoral “el cual ya lleva bastante tiempo y que va avanzando en sus fases. Quiero subirme a este proceso y hacer lo mío… interceder con los valores de este plan, para poder promoverlo y actualizarlo en lo que sea necesario”.
“Sé que también necesita ser actualizado por la etapa en que estamos, por esta situación que vivimos por la pandemia, por este regreso a la vida eclesial pastoral semi presencial con limitaciones… por ello aún no hago cambios en el sentido estructural, de nombramientos. Más bien estoy conociendo, ratificando y tal vez, como se den las cosas, por los procesos mismos de la diócesis, propondré los cambios que sean pertinentes a través del diálogo, de las consultas”.
González García, originario de Monterrey, acumula experiencia específica sobre la promoción vocacional, la formación de los candidatos al ministerio sacerdotal y el acompañamiento formativo para el clero; por ello, considera que podrá imprimir algo de este conocimiento en la Diócesis de Saltillo.
“Ya he tenido un acercamiento al seminario diocesano para conocer sus dinámicas y procesos, los itinerarios de formación. He platicado ya con el rector y el equipo; y hemos resuelto que la campaña de promoción vocacional de este año sea más extensa en tiempo: Desde Pascua hasta Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús (11 de junio), patrón del Seminario”, afirma González.
La población consiste en visitar las parroquias con las medidas de prevención sanitaria y dar a conocer el seminario y sus necesidades: “Queremos volver a poner al Seminario en la mente y el corazón de las personas, para que piensen en él y lo sientan cercano, para orar por las vocaciones y motivar a los jóvenes para que consideren la vocación sacerdotal como un camino de plenitud, humana, cristiana y vocacional. Queremos volver a convocar con medidas adecuadas”.
El obispo González está consciente de los desafíos que implica suceder a Vera López, un pastor de mucha visibilidad mediática y de presencia importante entre los movimientos populares de México y de defensores de los derechos humanos. A pregunta expresa, Hilario González adelanta estar en la mejor disposición de recibir a los grupos y movimientos populares:
“Ahora estoy conociéndolas, tratando de ofrecerles apoyo, cercanía, escucha y acompañamiento. Obviamente no una labor que haga yo solo. Quizá uno como obispo pueda destacar mediáticamente, pero hay sacerdotes de la pastoral social que también están haciendo labor, que son muy comprometidos, que ofrecen ayuda, consejería y trabajo pastoral con estos grupos”.
Sin embargo, el obispo Hilario González asegura que en su acompañamiento pastoral también buscará visibilizar otros temas de lucha de justicia social y dignidad humana que no suelen ser mediáticos como la defensa de las familias, el cuidado de la dignidad de la vida humana, la promoción de los jóvenes, la educación y la formación religiosa.
Su arribo a la diócesis de Saltillo sucedió en un periodo ciertamente adverso para la Iglesia con la suspensión de culto público masivo y las afectaciones económicas de templos y parroquias, ¿tiene algún plan para atender este desafío?
“En realidad creo que debemos conocer a fondo cuáles son nuestras fuentes de ingresos y que se han visto lesionadas por la falta de presencia de fieles en las celebraciones. Ahora, ya han retornado las celebraciones de bodas, confirmaciones, primeras comuniones y la misa dominical. Así que creo que debemos tener paciencia para que la gente recupere su estabilidad económica, su seguridad laboral”.
González tiene en mente fortalecer la idea de que el ejercicio de la caridad diocesana sea inteligente: “Creo que debemos buscar estructuras, procedimientos para que la captación de recursos sea satisfactoria y podamos seguir sirviendo como institución”.
En el estado de Coahuila, la pandemia parece ceder lentamente y eso ha permitido ya la posibilidad de que los templos vuelvan a recibir hasta el 50% de su aforo por celebraciones. Una noticia que recibieron con alegría los ministros de culto pues se pueden recuperar recursos para realizar servicios pastorales, formativos y humanitarios. Sin embargo, González García pide prudencia: “Mi pensamiento es no ser avorazado. Creo que cuando la gente se siente bien, se siente bendecida, cuando tiene trabajo y siente seguridad, es generosa. Es más, en muchas ocasiones, aún sin todo ello también es muy generosa. Lo principal es estar allí donde nos necesitan, servir y ayudar; confiando que el que da, recibe”.