Ciudad de México.- El empeño de un “individualismo egoísta por alcanzar a toda costa nuestras metas” hace que los administradores fácilmente dejen de lado la ética de hacer el bien, reflexionó el cardenal arzobispo de México, Carlos Aguiar Retes, durante la misa dominical desde la Basílica de Guadalupe.
El purpurado aseveró que “la obediencia a la autoridad” sufre un grave deterioro “muchas veces y con frecuencia debido a la mala gestión de los administradores”.
En medio de una semana donde fueron filtrados diferentes contenidos que documentan diversos actos de corrupción y mala administración en la esfera política y estatal en México, el cardenal Aguiar lamentó que el impulso individualista conduzca a asumir “el camino fácil y atractivo de justificar o de encubrir los medios injustos y deshonestos con tal de obtener” los fines o metas egoístas.
Aguiar admitió además que “en los distintos niveles de autoridad eclesial también ha sido una constante histórica la presencia de una mala gestión”. Y aseguró que la actitud de los colaboradores de la autoridad y de los subordinados “ha repercutido en la disposición de los bautizados para “aceptar la renovación”.
El cardenal, como máxima autoridad eclesial en la Arquidiócesis de México, acusó: “Debemos reconocer con dolor y arrepentimiento el deterioro de la Obediencia a Dios, que a través de la desobediencia a la respectiva autoridad eclesial, impide la intervención y conducción del Espíritu Santo”.
Aseveró que, para que “la acción de Dios se manifieste” es “importante la respuesta de los subordinados” a su autoridad.
Alertó que el individualismo egoísta “nubla la razón y perderemos la conciencia del bien, quedando seducidos por nuestro objetivo, seremos arrastrados a practicar el mal, la deshonestidad y la injusticia causando un gran daño a quienes nos rodean y a quienes dependen de nosotros”.
Aseguró que la humanidad padece “una natural miopía” ante situaciones adversas que “nos impide avizorar la intervención de Dios” por ello dijo que, ante la corrupción y la mala administración “el camino del creyente es invocar a Dios y confiar en él”.
En su mensaje homilético, el cardenal arzobispo se preguntó por qué sucede con tanta frecuencia la corrupción en aquellos a quienes se le confía una gran responsabilidad y propuso que estos colaboradores de la autoridad tengan en cuenta dos factores que determinan la buena gestión: “la preparación, tanto en la formación personal como en la capacitación… y la convicción sincera y leal del administrador en la persona que le confía la responsabilidad”.