Iguala, Guerrero.- Veinticuatro horas después de que una balacera interrumpiera una misa en la parroquia de San Juan Bautista en Iguala, el obispo de Chilpancingo-Guerrero, Salvador Rangel Mendoza, visitó la comunidad y lanzó un fuerte reclamo a las autoridades civiles por la falta de compromiso por la seguridad de la región: "La llaga fuerte de México y la llaga fuerte de Guerrero es Iguala. Por eso hoy vamos a pedir con fe a Dios, por intercesión de san Juan que nos traiga la salvación".
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El obispo Rangel acompañó a la comunidad de Iguala en la fiesta patronal de san Juan Bautista y, notificado de los acontecimientos de violencia que asolan la región, expresó: "Vamos a pedirle a Dios por medio de san Juan que nos conceda la salvación y nos conceda la paz. Nada menos que ayer leía la noticia que Guerrero es un de los estados que ocupa el primer lugar en criminalidad y en particular esta ciudad de Iguala".
"Pudiera decir que afortunadamente en la diócesis estamos tranquilos: la sierra, la montaña baja, Chilapa que tiene un gran problema, el mismo Chilpancingo; pero el problema se ha concentrado en el norte del estado: un tanto Taxco, Tetipac... pero la llaga fuerte de México y la llaga fuerte de Guerrero es Iguala. Por eso hoy vamos a pedir con fe a Dios, por intercesión de san Juan que nos traiga la salvación. A pedirle a san Juan que nos traiga la paz, que nos quite el miedo en esta ciudad".
El obispo Rangel llamó a la comunidad a 'recuperar la ciudad': "Y aquí es donde tengo un mensaje para el gobierno: El responsable de la seguridad es el gobierno, desde el nivel federal, estatal y el municipal. Tanto alarde que se hace de la Guardia Nacional y lo mismo del ejército pero ¿dónde está el ejército, dónde está la Guardia Nacional? Me han dicho que el presidente municipal ni siquiera está aquí, que huyó de la ciudad".
Rangel compartió a los fieles de Iguala la experiencia que tuvo en Chilapa y cómo se logró que la comunidad recobrara la paz: "Hace unos cuatro años daba miedo ir a Chilapa; incluso el tráfico se paralizó, no había comunicaciones de Chilapa a Chilpancingo. Entonces le pedí a la ciudad que se rebelara contra el crimen organizado, que no era posible estar bailando al son de la música que ellos tocaban, que nosotros teníamos nuestra propia música, de la paz, de la convivencia, de quitarnos el miedo de encima".
El pastor de una de las regiones del país más golpeada por el crimen organizado, el narcotráfico y la marginación relató: "Recuerdo que hicimos una procesión del Viernes Santo a la Virgen de los Dolores y salió casi toda Iguala para que la Virgen trajera la paz. Hicimos una procesión, duramos tres horas el sábado por la noche. Lo maravilloso es que vinieron casi todas las comunidades a la Misa de Resurrección y desde allí fuimos agarrando terreno, puedo decir que desde Tlapa, Chilapa y Chilpancingo se está en paz".
Por ello insistió en que los pobladores de Iguala deben 'ganar la ciudad' frente al crimen organizado: "Ustedes tienen que ganar la ciudad, tienen que empoderarse de ella, no esconderse; el miedo no trae nada bueno. Tienen que recuperar sus espacios de paz, de tranquilidad, de convivencia, de salir tranquilos y seguros a la calle... Que el gobierno que no voltee a otro lado, que le ponga ganas a la defensa de la ciudad porque Iguala, desde hace tiempo, es una vergüenza nacional, una vergüenza internacional por todo lo que ha pasado en este lugar".
fmg