Apatzingán, Michoacán.- Luego de las preocupantes denuncias de los sacerdotes de Coalcomán, Chinicuila, Buenavista y Tepaltepec sobre la escalada de violencia en sus comunidades, el obispo de Apatzingán, Cristóbal Ascencio García, concluye que el foco de inseguridad alertado hace meses en Aguililla se ha extendido alarmantemente.
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Detrás de la violencia que mantiene prácticamente sitiadas a decenas de comunidades se encuentra el conflicto territorial de los grupos criminales Cártel Jalisco Nueva Generacón y Carteles Unidos; el asedio a los bienes, servicios y comumunicaciones impide que los decenas de miles de habitantes de Tierra Caliente accedan libremente a servicios de salud, a bienes de consumo básico e incluso a servicios de luz, telefonía e internet.
Ascencio García ha denunciado junto al clero local y las comunidades católicas de la región la falta de acción del Estado para evitar abusos, confrontaciones armadas en las calles de los poblados, la destrucción de tramos carreteros y el robo de propiedades privadas por parte de los grupos delincuenciales.
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El obispo de Apatzingán narró para el diario El Economista que es común saber de viva voz de la gente que sujetos armados "los corren de sus casas y tienen que salir a otros lugares, personas han sido privadas de la vida".
"Todo viene empeorando, no sólo en Aguililla; se está extendiendo a otros municipios. Coalcomán ya tiene varios días sin internet, sin teléfono y sin luz", explicó Cristóbal Ascencio.
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El obispo reconoció que las autoridades federales han desplegado un proyecto emergente para alcanzar programas sociales a adultos mayores, jóvenes y personas con discapacidad; no obstante, estos gestos no impiden que los sicarios del crimen organizado continuen asechando a la población.
"Hay comunidades aisladas completamente. Ahorita Aguililla está siendo atendida a través de programas sociales para fomentar la participación ciudadana, y Aguililla sigue estrangulada porque hay muchos bloqueos para llegar. No todos pueden ir y venir. También en Coalcomán, para llegar está difícil. Tepalcatepec, lo mismo. Esto redunda para mal de todas las personas, de su salud, para tener los alimentos necesarios; las comunidades campesinas están bloqueadas, no se tiene qué comer y ni se puede salir para adquirir los productos necesarios. Eso, sumado a la violencia y el control del crimen organizado, sí nos está afectando mucho".
Ascencio asegura que en los últimos ocho meses, la violencia se ha extendido de Aguililla a comunidades como Coalcomán, Chinicuila, Buenavista, Tepalcatepec: "Se está agravando de hace unos meses para acá: se ha avanzado un poco en esa línea de los programas sociales, pero creemos que la violencia, el control que tiene el crimen organizado sobre la vida de las personas y las comunidades, se sigue con ese yugo de amenaza hacia las personas por cualquier cosa. Es muy difícil la vida aquí, estamos sufriendo".
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En los últimos días, el sacerdote Jorge Luis Martínez, de la parroquia de Santiago Apóstol Coalcomán, denuncio que la feligresía de su municipio (más de 12 mil habitantes) se encuentran en peligro debido a la "guerra entre cárteles":
"Vivimos en una situación semejante a la de Aguililla. La gente vive en la incertidumbre por la violencia: quema de carros, bloqueos de carreteras, asesinatos por todas partes, exilios forzados, destrucción de la carretera hacia Michoacán, destrucción de las líneas telefónicas, poco acceso a internet y rodeados por gente armada que defiende sus intereses".
Martínez relató además que el crimen organizado tomó por la fueza ocho rancherías y la vida de uno de sus dueños; la parroquia y la comunidad de católicos ha dispuesto auxilio a los desplazados pero la situación se torna apremiante por la escasez de víveres y de mínima seguridad.
Finalmente, el obispo de Apatzingán, Cristóbal Ascencio, llamó a las autoridades a que "vivan esta misión que tienen al haber aceptado un cargo que el mismo pueblo les ha dado". Es decir, que asuman con entereza y denuedo su responsabilidad para hacer volver el orden y la tranquilidad a toda la región.
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