Apatzingán, Michoacán.- La inestabilidad de la región de Tierra Caliente en Michoacán no es atendida por las autoridades locales ni federales denunció el sacerdote José Luis Segura Barragán, afincado en los violentos municipios de Buenavista, Apatzingán y Aguililla.
A través de su diaria reflexión del evangelio que publica en redes sociales, el sacerdote Segura compartió su parecer después de recorrer varios puntos de su localidad: “La cosa ya está peor. Es una mentira que [las autoridades] estén cuidando o permitan el paso sin ningún problema de Apatzingán, Pizándaro, El Aguaje y Aguililla. No hay los mil 200 elementos [que anunció el gobierno], hay algunos pero no intervienen para nada, están allí nada más de mirones”.
El párroco refiere que la población persiste en la incertidumbre porque la carretera sólo se abre en tres momentos del día: “Mientras el gobierno no termine con Los Viagras, ese problema de los caminos peligrosos no se va a terminar”, aseveró.
Segura Barragán relata los conflictos existentes entre grupos criminales que llevaron a una balacera el domingo 11 de julio donde por lo menos murieron una veintena de personas: “Pero eso no se va a quedar ahí; de una parte y otra van a luchar esta noche. En los linderos de los dos grupos va a haber mucha violencia. Así va a estar”.
“Lo triste es que ya nos acostumbramos a la violencia, y que también la violencia destruya toda la programación que uno pueda tener. Todo pierde una consistencia y se vuelve una duda. Esta violencia está creciendo”.
El párroco acusó directamente a los agentes del orden federal: “La Guardia Nacional acompaña a los delincuentes en ciertos eventos”.
Reveló que, durante un sepelio de un delincuente de la zona, la Guardia Nacional acudió “cuidándolos… y allá en el panteón tiraron balazos delante de ellos. Ojalá los que nos vean de otras partes nos entiendan: La Guardia Nacional no hace nada, no es nada. Es una presencia inútil y así justifica el gobierno que está, pero son inútiles. No hacen nada, nada más se presentan y allí están, pero son invitados de piedra”.
El sacerdote es un experimentado ministro que ha conocido los horrores del control de los poblados por parte del crimen organizado y asegura: “Estuve en La Ruana cuando ganaron los del Americano, El H3: Es terrible vivir en un poblado donde no hay ley, no hay autoridad; donde las armas son las que rifan y los malos las tienen y se aprovechan de todos para humillar, robar, quemar camionetas, golpear ancianos, violar mujeres, robar niños… No se pueden dar idea cómo es un pueblo que está siendo destruido y no hay autoridad humana que pueda detener a esos asesinos. Es lo que está pasando. Dios nos ayude”.
Segura denunció que, en los caminos de la región de Tierra Caliente persisten “zanjas tremendas, más grandes que las de Aguililla… no puedo ir a Buenavista por la violencia, no puedo pasar a Apatzingán por los caminos rotos, por los grupos violentos y por los de la Guardia Nacional que apoyan a los delincuentes… Estamos ahora en el fondo, tocando fondo, pero tenemos fe en Dios. Por lo menos yo tengo fe en Dios”.