Ciudad de México.- En la misa por la peregrinación anual de la diócesis de Saltillo a la Basílica de Guadalupe, el obispo Hilario González García pidió por la paz en México pero, esencialmente reflexionó sobre el tipo de paz que requiere la nación y su pueblo: "Esta paz que nuestro país necesita y que cada familia y comunidad pide al Señor con la confianza de ser escuchados. Esta paz social que sea reflejo del progreso de nuestra patria por caminos de justicia, de verdad y de reconciliación".
El obispo, acompañado por fieles y sacerdotes de las parroquias pertenecientes a Saltillo, clamó por la paz "que procede de Jesucristo"... pues "pide 'una guerra interior' que purifique nuestras aspiraciones y las haga ser solidarias del bien común".
"¿Qué paz anhelamos? Ciertamente no la paz de este mundo, sino la paz que procede de Jesucristo resucitado, una paz que nos haga integrar todas nuestras dimensiones personales según su voluntad divina para poder amar a Dios con todas esas dimensiones y al prójimo como a uno mismo", reflexionó González.
El obispo continuó su mensaje hablando de una paz que es, al mismo tiempo, una experiencia profunda de amor: "Del amor compasivo del Señor; que nos sana, nos levanta de nuestra postración, nos pone a salvo y nos promueve como hijos muy amados".
Pero, para ello, afirmó que se requiere una paz "en que el bien que deseamos supere la tentación del mal al que nos vemos propensos por nuestro egoísmo desordenado".
Ante la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, el obispo pidió que la Virgen "brinde su cobijo a quienes lo necesiten y que motive entre los mexicanos la justicia, verdad y reconciliación"; el obispo recordó que, ante la ola de violencia e inseguridad que impera en México, la Iglesia ha convocado a una Jornada Nacional de Oración por la Paz con actividades que se prolongarán por todo julio.
"Estamos haciendo esta oración por la justicia, la verdad y la reconciliación. Pedirle a la Virgen que nos tome en sus manos, que sea ella la que nos abrace y nos llene de entusiasmo, de confianza, para seguir adelante".
Antes de despedirse del Santuario de Guadalupe, el obispo compartió con la grey: "Siempre nos sentimos bienvenidos en la Casita Sagrada de nuestra familia. Contemplamos la tilma y nos sentimos recibidos con cariño materno por nuestra Madre, nos sentimos en el cuenco de sus brazos, en su regazo espiritual. Contemplamos a Cristo crucificado y vemos en Él a nuestro hermano y amigo, buen samaritano que nos auxilia continuamente con su compasión. Nos vemos unos a otros, familia de Dios que peregrina en Saltillo, nos reconocemos como hermanos de las diferentes comunidades y sentimos el abrazo de nuestro Padre Dios".