Xalapa, Veracruz.- La convivencia social y humana "incluye la valentía de corregir al hermano que ha pecado", reflexionó el arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios, durante la misa dominical en la catedral metropolitana veracruzana. El pastor, explicó el pasaje evangélico en el que Jesús revela el método de la 'corrección fraterna'.
"Jesús es un excelente maestro de la convivencia humana", apuntó el arzobispo y aclaró que la correción al prójimo debe hacerse "con una delicadeza que evita la murmuración, el chisme y la estéril agresividad".
Reyes Larios acotó que la corrección del prójimo que yerra debe ser una manera "de actuar propositiva y edificante, no con el afán de molestar sino de ayudar sinceramente a la persona y de construir la auténtica comunidad. Se pretende corregir a tiempo algo que relaja la moral o provoca un escándalo".
Para el arzobispo, las acciones o actitudes equivocadas que se dejan pasar pueden propiciar "la desintegración de la propia comunidad, especialmente cuando tenemos un cargo de autoridad o cuando hemos sido testigos directos de las faltas graves cometidas por nuestros hermanos".
Y explica el mecanismo ideal de la corrección fraterna: "Esta corrección incluye varias etapas. La primera es la confrontación y reprensión privada con ese hermano para propiciar su conversión. Si no da resultado, se procede a llamar a uno o dos testigos para hacer más objetiva la respuesta del hermano en cuestión. Finalmente, si esta nueva exhortación es desoída, será necesario apelar a la comunidad eclesial como la última instancia. Si el hermano se obstina en su actitud y no cambia su conducta entonces procede la excomunión, que significa apartarse de él como de un pagano o publicano, como alguien que ha perdido el derecho de pertenencia a la comunidad".
El arzobispo también reflexionó sobre la responsabilidad de la comunidad cristiana, su autoridad para llevar un proceso disciplinar contra un miembro insubordinado "es decir, puede despedirlo si no se somete a la disciplina y readmitirlo en caso de conversión. A los discípulos dirigentes se les da el mismo poder de atar y desatar que se le dio a Pedro, pero no el poder de las llaves. Se trata de una autoridad concedida a toda la Iglesia para ejercerse con delicadeza, persuasión y diálogo fraterno".
Sin embargo, Reyes Larios aclaró que esa responsabilidad y autoridad le viene a la comunidad por la Gracia de permanecer en oración: "El Señor Jesucristo no sólo respaldará las decisiones que tome la comunidad, sino que estará presente en medio de sus fieles, especialmente cuando ellos se reúnan en oración. La comunidad orante es el lugar privilegiado de la presencia de Jesús".