Ciudad de México.- Los obispos mexicanos han enviado una carta a los catequistas del país tras la publicación del motu proprio pontificio 'Antiquum Ministerium' con la que el papa Francisco ha instituido formalmente el ministerio del evangelizador catequista por ser miembro indispensable en la transmisión de la fe y del Evangelio.
"Se convertirán en un verdadero incienso que se consume para elevarse hasta Dios y que llenará con su aroma agradable a la Iglesia y a la sociedad, ya que revitalizarán los pies cansados de un ministerio no siempre valorado ni reconocido; listos para asumir un renovado protagonismo en las comunidades", indica el documento.
A través de una Carta pastoral a los catequistas, el obispo de Querétaro y Responsable de la Dimensión Nacional de la Nueva Evangelización y Catequesis de la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM), Fidencio López Plaza, hizo un recorrido sobre los puntos focales de la labor del catequista, desde los primeros discípulos hasta los retos que la pandemia de COVID-19 ha impuesto a la Iglesia y a la Evangelización.
"Este nuevo Pentecostés -explica López Plaza- en el que Dios derramará su gracia sobre los catequistas llega en el momento más indicado. Dios, al ver el sufrimiento de su pueblo sometido al miedo causado por la pandemia, y que ha replegado las filas de la misma Iglesia, ahora ofrece este don a los catequistas".
Para el obispo, se trata de un verdadero 'don' gracias al cual los catequistas pueden "levantar la mano y convertirse en voz de esperanza, voz de profetas en medio de una sociedad que necesita de testigos, maestros, pero, sobre todo, hermanos llenos de caridad, revestidos del espíritu misionero, capaces de dialogar ahí́ donde el mundo ha enmudecido al no tener respuestas a todo lo que está aconteciendo".
Los obispos agradecieron también al papa Francisco por finalmente instituir este ministerio "en medio de un tiempo de oscuridad". Aseguran que esta gracia "abre un camino de luz que nos indica que, donde abunda el pecado y la oscuridad, ahí́ sobreabunda la gracia y la luz".
López Plaza pidió a los catequistas comprender que "están llamados a convertirse en antorchas que iluminen el camino; en antorchas que muestren una ruta que va más allá́ del dolor histórico que estamos pasando".
"Queridos catequistas -escribe López Plaza-, les invito a agudizar la mirada, a seguir llenando sus lámparas de aceite y a mantener encendida sus lámparas para sostener nuestro servicio de la transmisión de la fe en el lugar, en la postura y en la orientación adecuadas".
En el texto, el obispo de Querétaro reconoce que los catequestas actuales de la Iglesia católica "en su mayoría no nativos digitales" que se han visto obligados a emigrar hacia plataformas digitales para seguir atendiendo la evangelización y catequesis.
Sin embargo, advirtió que estos medios pueden correr el peligro de quitar el espacio privilegiado del ambiente comunitario y la absolutización de los medios de comunicación en la atención de la transmisión de la fe, con los desvíos que eso pueda comportar.
"Indudablemente, este tiempo de contingencia ha revelado que muchas formas pastorales de la Iglesia estaban en ‘jaque’ desde hace mucho tiempo, sin embargo, no nos dábamos cuenta", admite López Plaza.
Por ello, pidió que los catequistas hagan una "revisión esmerada de la situación" y de las estrategias que se requieren para no regresar a lo mismo después de la pandemia, ya que eso implicaría el 'jaque mate' en la pastoral.
"La vulnerabilidad de muchos de nuestros procesos en la transmisión de la fe que la pandemia pueda dejar al descubierto, no son necesariamente un indicador de muerte, sino de oportunidad para renovar. Por eso, les invito a no dejarnos seducir por dar respuestas inmediatas y urgentes, sino a pensar en propuestas prioritarias y renovadoras, siempre viendo más allá́ de lo que el mundo pueda ver o esperar de forma rápida", sugirió.