La Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), con 23 sedes nacionales y más de 330 mil benefactores en todo el mundo, logró en 2019 más de 106 millones de euros en donaciones para la iglesia que sufre y la que es perseguida en todo el mundo, manteniendo el nivel del año anterior. La organización llevó a cabo 5.230 proyectos de ayuda para aliviar múltiples necesidades en 139 países en todos los continentes. Son 211 proyectos más que el año 2018 que benefició a 1.162 diócesis.
África es un año más la región donde ACN tiene más proyectos. El 29.6% de las ayudas, casi un tercio, hicieron posible un total de 1766 proyectos. En Nigeria, Camerún, Burkina Faso, Congo, entre otros, donde el fundamentalismo y terrorismo yihadista está haciendo estragos entre la población se financiaron 264 proyectos.
El 22.1% de los fondos para proyectos se dedicaron a ayudar a las minorías cristianas amenazadas en su existencia en Oriente Medio, cuna del cristianismo. En Siria, que sufre todavía el conflicto bélico, y en Irak donde, después de la reconstrucción de más de 6.000 viviendas en años anteriores, se comenzó una nueva fase de reparación de lugares de culto y monasterios, para dar un nuevo hogar espiritual a las familias que han regresado a sus pueblos y ciudades.
En Latinoamérica, Venezuela se ha convertido tristemente en el país que más ayudas recibe después de Brasil. 108 proyectos para sacar a flote a la Iglesia venezolana, que es para muchos el único soporte en un país que sufre un desgaste social enorme por su situación política y económica. En México hubo un incremento de ayuda a sacerdotes, a través de los estipendios de misa, a religiosas por medio de apoyo económico para su obra misional en el país y a la pastoral de migrantes para impulsar programas para la atención hacia el sector.
De manera similar, en el continente asiático ACN priorizó la ayuda a Pakistán y la India ya que el fanatismo islamista en el primero y de nacionalistas hindúes en el segundo, amenazan y discriminan la vida diaria de los cristianos.
Saliendo del ámbito geográfico, en 2019 se celebraron 1.378.635 misas por las intenciones de los bienhechores, cuyos estipendios representan el 15.9% de las donaciones. Con ellos, la fundación apoyó a 40.096 sacerdotes – uno de cada diez sacerdotes en todo el mundo.
ACN fortaleció sus programas de formación de seminaristas y órdenes religiosas, algo que considera una pieza clave para el futuro de la Iglesia. Más de 13.000 religiosas en zonas de guerra, en barrios marginales de las metrópolis o en zonas intransitables de montaña y selva pudieron mejorar su servicio a los más pobres y vulnerables gracias a ayudas de la fundación. En el mismo ámbito, más de 16.200 jóvenes de todo el mundo, uno de cada siete candidatos al sacerdocio, fueron apoyados por ACN. Estos programas de ayuda para la manutención y formación representan el 16% de la ayuda.
ACN fue fundada en 1947, después de la Segunda Guerra Mundial, para ayudar a refugiados y centró su labor durante muchos años en el apoyo a la Iglesia que sufría detrás del telón de acero. Además de la financiación de proyectos, tiene el objetivo de informar sobre la Iglesia que más sufre, pero también la perseguida y apoyarla a través de abogacía en el ámbito político.
En más de 80 países no está garantizado el derecho fundamental a la libertad religiosa. Actualmente, se calculan unos 200 millones de cristianos en el mundo que no pueden practicar libremente su fe, en más de 40 países sufren acoso o discriminación. Por ello, en 2019 ACN dio voz a los cristianos perseguidos ante instituciones como la ONU y la UE; redactó innumerables publicaciones y artículos en más de seis idiomas y realizó entrevistas y audiovisuales sobre la situación de los cristianos que sufren para medios de comunicación, nacionales e internacionales. También invitó a representantes y víctimas de la Iglesia perseguida a reuniones internacionales, eventos y conferencias para que dieran testimonio de situaciones desconocidas o ignoradas en Occidente.
A pesar de las críticas consecuencias económicas de la pandemia de Covid-19, la fundación internacional busca mantener el nivel de apoyo en 2020. Aunque se trata de un gran desafío es indispensable, porque las necesidades en muchos países asociados con la fundación se están viendo muy agravadas. Desde principios de abril de 2020, ACN ya ha asignado un apoyo de emergencia para ayudar a los sacerdotes y religiosas en los países más vulnerables.