Ciudad de México.- El Centro Católico Multimedial (CCM) presentó los resultados de una primera encuesta entre el clero mexiano en la que escudriña los cambios pastorales y personales que los ministros de culto han sufrido debido a la pandemia por COVID-19. "La pandemia alteró sueños caminos y planes. Como otras organizaciones y entidades, la Iglesia católica de México fue tomada por sorpresa, no había manera de saber cómo se saldría de este trance, por lo pronto no al corto plazo", explican los realizadores.
El religioso paulino, Omar Sotelo Aguilar, los investigadores Guillermo Gazanini y Yuliana Navarrete, presentaron los primeros resultados de una encuesta realizada a 122 sacerdotes y religiosos provenientes de 43 diócesis mexicanas.
ESTUDIO UNIDAD DE INVESTIGACIONES CCM: Iglesia y COVID 19 en México
"Las consecuencias de la pandemia fueron evidentes. No sólo se trató de confinamientos y encierros. Las circunstancias obligaron a adaptar modelos pastorales, a cambiar el discurso y a dar respuestas inteligentes para llevar al Pueblo de Dios, el pan de la Palabra. Desde luego no fue fácil. Los dilemas entre el ejercicio de la libertad religiosa y el cuidado de la salud de los fieles fue uno de los temas que quizá provocó más polarización. Con esto, los que están en la línea de batalla, los curas de a pie, quienes viven en las parroquias entre sus comunidades, debieron aplicar ingenio y estrategia para vivir y sobrevivir en el camino de la fe", aseguró Gazanini.
Para los especialistas, la Iglesia mexicana sufría una "progresiva erosión de los métodos de evangelización y la pandemia obligó a nuevos métodos para una evangelización efectiva". La encuesta revela cómo los ministros asumieron, no sin dificultades, este reto, especialamente en el uso de los medios de comunicación digitales.
La encuesta reveló que la mayoría de los sacerdotes encargados de parroquias mantuvo los templos abiertos para la oración del pueblo al menos un día a la semana: "Casi la mitad continuó abriendo las puertas de su parroquia de lunes a domingo", reveló la socióloga Yuliana Navarrete.
El estudio también apunta a que un poco más del 60% de los sacerdotes debieron dedicarse a una sola actividad pastoral durante los meses de pandemia mientras que apenas el 12% tuvo oportunidad de realizar más de dos actividades de servicio pastoral para su comunidad.
Los resultados tamibién infieren que los sacerdotes que dedicaron la mayor parte del tiempo a atender virtualmente a los fieles fueron los que cuentan con el nivel de licenciatura, mientras que los de posgrado se abocaron a la atención de pobres y los sacerdotes con bachillerato en teología y filosofía, se enfocaron en dedicar más tiempo a orar. Los de nivel doctorado se comportaron muy parecido a los sacerdotes con bachillerato con la única diferencia de que su enfoque estuvo en la formación.
En una segunda sección, el estudio explora el estado de ánimo de los ministros: "En su mayoría, manifestaron sentir confianza y esperanza aunque el 30% admitió una mezcla de sentimientos y emociones. Es significativo destacar que los sentimientos más negativos como angustia, pesadumbre, preocupación, soledad, aislamiento, abandono, dolor e impotencia se manifestaron en los mayores de 40 años, lo que nos permite inferir que los sacerdotes en este rango de edad requieren un mayor acompañamiento emocional a fin de evitar alguna clase de daño".
En este rubro, la encuesta también revela que los sacerdotes alimentaron su esperanza a través de la Misa (38%), de la oración (19%) y de la cercanía concreta con personas (19%).
Ante la inquietud sobre si se advierte depresión o estrés entre el clero mexicano, la socióloga aseguró: "Presuponíamos que sí, pero los resultados nos dicen que no. Los sacerdotes tienen esperanza y buen estado anímico. Para este estado de depresión fueron pocos. Lo que sí, un alto porcentaje de ministros dijo que estaba en una cuestión de movilidad de emociones. 'Siento raro', nos dijeron".
Finalmente, entre otros datos relevantes, el estudio también aborda cómo buscaron resolver el tema de los ingresos económicos para los ministros. En primer lugar, los sacerdotes explicaron que sus necesidades económicas fueron atendidas gracias a donativos económicos y por el apoyo de sus propias familias. En tercer y cuarto lugar se apoyaron de donativos en especie y de ahorros personales. En último lugar, los ministros aseguraron haber recibido apoyo de la economía diocesana.
En este último tema -el cuidado de sus autoridades-, apeneas 16% de los encuestados lamentó que no hubiera tenido apoyo de sus superiores.
La encuesta también explora el rubro del acceso y utilización de las tecnologías digitales entre el clero para la atención y servicio de sus feligreses. En síntesis, la gran mayoría se ha esforzado en alcanzar la Celebración Eucarística y la catequesis a la población vía plataformas digitales; y en último caso, la formación y el consuelo espiritual para famiares COVID-19.
"Este tiempo de confinamiento provocó una ruptura total en el paradigma existente de cómo realizar la labor pastoral en toda la Iglesia. Sacerdotes y religiosos, en su papel de evangelizadores primarios, afrontaron las mismas dificultades que cualquier otra persona: Desde el encierro, la precariedad económica, pérdida de un familiar, el propio contagio y el reto –aunque no para todos- en el aprendizaje de una tecnología, sin la cual no hubiera sido posible dar consuelo a tantas personas ante la necesidad de la Palabra de Dios. Durante la cuarentena, sacerdotes y religiosos experimentaron sentimientos y emociones de miedo, dolor y preocupación, pero como ha sucedido a todos, también representó una oportunidad de encuentro consigo mismos, para dedicarse al estudio, para reencontrarse con la comunidad de fieles", concluyó Yuliana Navarrete.
.