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Pide cardenal Parolin a Europa robustezca compromiso con la dignidad humana

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Liubliana, Eslovenia.- Con motivo del 30 aniversario de la independencia y creación del estado esloveno, el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin viajó a la nación balcánica y ofició una misa en la que se pronunció a favor de mantener un fundamento sólido y cristiano para toda Europa.

Parolin acudió en representación del papa Francisco para conmemorar el aniversario de indepencia y del viaje del papa Juan Pablo II; el cardenal presidió la Eucaristía en el santuario mariano de Brezje donde explicó "el valor y la importancia de la patria".

"Es cierto que nuestra patria está en el Cielo, pero las realidades terrenales son para nosotros auténticos valores, aunque no sean los únicos ni los más altos", explicó Parolin.

Dicha patria terrenal, indicó, sería de alta expectativas como ser "una patria libre y democrática, basada en la justicia, el respeto y la fraternidad y el amor solidario es un valor sumamente grande, porque está directamente vinculado a la dignidad humana".

En la remembranza de la visita de san Juan Pablo II a Eslovenia, Parolin recordó a los fieles que el pontífice había animado a los asistentes de aquel entonces "a buscar en las virtudes más firmes y en la fe cristiana la fuerza para construir juntos su futuro".

En una parte de su alocución, el Secretario de Estado de la Santa Sede se refirió a la Unión Europea, a la que Eslovenia pertenece desde 2004. En este sentido, se refirió a las raíces de la institución, fundada por cristianos, y animó a Europa a redescubrir su origen para mantener 'la casa sobre la roca', no perder su sentido y valor fundacional: "La estabilidad del hombre y de la sociedad en sus diversas y necesarias articulaciones debe basarse en la Palabra de Dios, escuchada y puesta en práctica".

Finalmente, Parolin explicó que la verdad que surge de esta base firme debe llevar a combatir la mentira y la manipulación, y que se pueda dar libertad a quienes sufren atropellos a su dignidad humana. Es por ello que la Iglesia pide la protección de la dignidad de las personas, ya que "es también un indicador de una democracia sana y una de las principales fuentes de legitimidad del Estado".