Nursultán, Kazajistán.- Las dos primeras jornadas de trabajo de la visita del papa Francisco a la capital de la exrepública soviética de Kazajistán han sido intensas y significativas; el viaje apostólico tuvo como centro la participación del pontífice del Congreso de Líderes de las Religiones Mundiales y Tradicionales; pero Bergoglio ha elevado su voz para atender el drama geopolítico actual.
La participación del pontífice sucede en el contexto de la guerra iniciada por Rusia en contra de otra de sus exrepúblicas soviéticas, Ucrania, que en febrero escaló a tensión mundial. Por ello, Francisco ha sido enfático en hacer un llamado para poner fin "a la trágica e insensata guerra".
Desde 2003, este Congreso se realiza trienalmente en la capital kazaja gracias al patrocinio de las autoridades nacionales y cuenta con una permanente participación de líderes y representantes de las expresiones religiosas más numerosas y más tradicionales del orbe, este 2022 se confirmó la participación de 100 delegaciones religiosas provenientes de 50 países. El papa Francisco consideró indispensable su presencia personal (a pesar de las dificultades de salud que le han aquejado los últimos dos años) para enviar un llamado a los líderes mundiales y a los líderes religiosos de trabajar y rezar por la paz.
OPINIÓN: Religiones contra el terrorismo y la guerra
En su primer encuentro con las autoridades civiles de Kazajistán, Francisco indicó que "es hora de evitar la intensificación de rivalidades y el fortalecimiento de bloques contrapuestos". Frente al presidente Kassym Tokáyev y sobre el suelo que alguna vez fue ocupado por el imperialismo ruso y la administración soviética afirmó tajante: "Necesitamos líderes que, a nivel internacional, permitan a los pueblos entenderse y dialogar... la voluntad de reforzar el multilateralismo, de construir un mundo más estable y pacífico pensando en las nuevas generaciones. Y para hacer esto es necesario la comprensión, la paciencia y el diálogo con todos. Repito, con todos".
El Papa reconoció que Kazajistán ha emprendido un camino hacia un compromiso global por la paz, hacia la renuncia a los armamentos nucleares y encaminado al desarrollo de políticas energéticas y ambientales centradas en la descarbonización y la inversión en fuentes renovables.
Al día siguiente, los líderes religiosos fueron recibidos por el presidente Tokáyev en el Palacio de la Independencia. Después de una oración silenciosa entre los asistentes, el presidente kazajo reconoció que en el mundo existe gran desconfianza mutua entre las naciones que ha llevado a hostilidades incluso bélicas: "Es imprescindible poner fin a los conflictos militares y poner fin al sufrimiento de los pueblos en las zonas de conflicto en todo el mundo. Ahora, más que nunca, la humanidad necesita la solidaridad". Tokáyev afirmó ante los representantes religiosos que tanto el Corán, como la Biblia, la Torah y muchas otras sagradas escrituras guardan enseñanzas muy claras sobre humanismo, compasión y misericordia.
En su oportunidad al habla, Francisco aseguró que todos los credos, todos los creyentes y el resto de personas de buena voluntad son 'hijos e hijas del mismo cielo' y recordó que los líderes religiosos tienen una responsabilidad especial: "El mundo espera de nosotros el ejemplo de almas despiertas y de mentes claras, espera una religiosidad auténtica. Ha llegado la hora de despertarse de ese fundamentalismo que contamina y corroe todo credo, la hora de hacer que el corazón se vuelva transparente y compasivo".
El Papa rechazó categóricamente que las religiones sean "parte del problema" de los contextos de violencia y agresividad; y pidió que sean todas "parte de la solución para una convivencia más fraterna".
Por ello, hizo un clamor muy concreto: "No justifiquemos nunca la violencia. No permitamos que lo sagrado sea instrumentalizado por aquello que es profano. ¡Que lo sagrado no sea sostén para el poder y que el poder no se apoye en la sacralidad!"
En su alocución, Francisco también pidió que "la paz no sea el frágil resultado de negociaciones escabrosas", que se respete la libertad religiosa y que las religiones se alejen del "proselitismo y el adoctrinamiento". También pidió un mayor compromiso con el cuidado del prójimo (especialmente después de la pandemia), fortalecer la hospitalidad con las migraciones forzadas y que se preserve el medio ambiente.
El papa Francisco ha realizado un gran esfuerzo para apersonarse en la nación kazaja especialmente para, desde esta simbólica reunión, dejar en claro una convicción: "He venido para hacerme eco de la súplica de todos los que claman por la paz, que es el camino esencial para el desarrollo de nuestro mundo globalizado", sentenció.
El mismo miércoles, el Papa se trasladó a la Plaza de la Exposición para celebrar la Santa Misa; hay que recordar que la feligresía católica en esta nación de Asia Central es minoritaria. Francisco celebró la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz y, al finalizar el ritual manifestó:
"Pienso en tantos lugares martirizados por la guerra, sobre todo en la querida Ucrania. No nos acostumbremos a la guerra, no nos resignemos a lo inevitable. Socorramos a los que sufren e insistamos para que se intente realmente alcanzar la paz. ¿Qué debe suceder aún, qué cantidad de muertos debemos esperar antes de que las rivalidades cedan el paso al diálogo por el bien de la gente, de los pueblos y de la humanidad? La única salida es la paz y el único camino para llegar a ella es el diálogo".
Con 85 años y la pertinaz dolencia en la rodilla, el pontífice se esforzó por caminar en el pasillo del avión durante el vuelo de seis horas y media desde Roma a Nursultán; los medios de comunicación reportaron que el líder católico "lucía cansado y dolorido mientras cojeaba con su bastón". Además, en varios momentos debió trasladarse en silla de ruedas. Los médicos del pontífice le han recomendado evitar algún otro viaje mientras continúa con las molestias.
La estancia en Kazajistán se prolongará el 15 de septiembre, en la agenda el Papa sostendrá un encuentro con los miembros de la Compañía de Jesús en la Nunciatura apostólica de Kazajistán; presidirá un encuentro con el clero y los agentes pastorales en la Catedral de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro; retornará al Palacio de la Independencia para la lectura de la Declaración Final del Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales; y retornará a Roma al atardecer.