Pocas veces ha deseado tener tanto un libro en su primera edición como El loco de Dios en el fin del mundo, de Javier Cercas. La culpa la tuvo la media docena de reseñas que leí desde inicios de año. Soy un fan de leer reseñas, de conocer escritores, de actualizar novedades, de empaparme de anécdotas…
Heme allí, repantigado en mi sillón favorito al lado de mi librero favorito tomando mi bebida favorita en la hora favorita en el portal favorito. Aparece la portada. Un buda grandote, un Papa subiendo la escalera por un alfombra roja. El buda de frente y el Papa de espaldas. Javier Cercas. No lo había leído, pero las reseñas lo apuntan como un excelente escritor, quizá el mejor de la España de ahora. Apunta bien.
Las reseñas previas dicen que será un boom de ventas. No soy fan de los bestsellers. Dan un pequeño resumen. Un ateo convencido que es invitado por la Santa Sede para que acompañe al Papa Francisco al viaje que hizo a Mongolia y escriba un libro sobre el mismo con toda la libertad que quiera. Ya quisiera ser Cercas. Creo que será un buen libro.
Otra reseña. El escritor español se enseñorea con un libro que hará retumbar las paredes de la Iglesia. Mmmmm. Otra más. Un ateo que escribe sobre el Papa y que es capaz de hablar desde su interior es oportunidad que no se debe perder para leer el próximo libro de Cercas.
Leo otra más y otras. Espero sin paciencia el libro. Dicen que llegará en plena Semana Santa. En mi Chihuahua carente de buenas librerías no llega cuando se anuncia. No soy amante de las compras por internet, pero al punto del desespero tomo mi computadora, pero una visita inesperada me interrumpe.
Una semana después llego a una de las pocas librerías que existen en mi terruño. Mientras interrogo a dos dependientes que no saben si existe el libro, aparece una tercera y me dice que es el último que tienen. No pregunto el precio y salgo con una sonrisa acompañado del loco de Dios.
El loco de Dios en el fin del mundo no es un libro. Es un librazo. De lo mejor que he leído. De verdad. Diría que no lo recomiendo. Digo que es una necesidad tenerlo y leerlo y releerlo y volver a releerlo.
El mismo autor no sabe clasificarlo. Es crónica, es periodismo, es entrevista, es biografía. Incluye poesía. En el fondo también es una novela, porque hay un hilo conductor en todo el texto: Javier Cercas decide escribir el libro para lograr un encuentro personal con el Papa Francisco y poder preguntarle la duda que le surge a su madre sobre la resurrección de la carne y la vida eterna. Cercas quiere tener la respuesta del Papa para llevársela a su madre sobre si después de la muerte, su madre que a la sazón tiene Alzheimer verá a su esposo (el padre del autor).
La propuesta del libro sale de la Santa Sede. Cercas duda pero conviene en hacerlo si le cumplen dos condiciones. Si puede tener el encuentro con el Papa para hacerle la pregunta de su madre. Y la segunda, si tendrá toda la libertad para escribir. La respuesta es sí a la segunda y no está asegurada la primera.
Entonces el autor español se da a la tarea titánica de buscar todo acerca de Papa Francisco. “Soy ateo. Soy anticlerical. Soy un laicista militante, un racionalista contumaz, un impío riguroso…”, pero hurgando la vida de un Papa y los cimientos de la doctrina católica.
Tiene numerosas entrevistas con sacerdotes, obispos, cardenales y laicos que trabajan para el Dicasterio de la Comunicación. Todas sus dudas las plasma en su libro. Su ateísmo sale a colación por las preguntas que hace, su visión racionalista del mundo, su poco entendimiento de cómo es el “mundo católico”.
En El loco de Dios en el fin de mundo trata de explicar cómo fue la visión del Papa Francisco sobre el mundo de hoy, sobre la Iglesia y la evangelización, el porqué quiso hacer el viaje a Mongolia, un país inmenso pero poco poblado, con un puñado de católicos, tantos que todos los católicos del país caben en una foto.
Extraordinarios son los encuentros que Cercas mantuvo con los misioneros que están en Mongolia. Alguno de ellos le comenta que su mayor “logro” que ha tenido en los 20 años que lleva en Mongolia es el bautizo de 18 personas a lo largo de todo ese tiempo, pero le insiste que no está allí para tener éxito sino para dar testimonio del propio Cristo. Esos encuentros con los misioneros son exquisitos en las palabras de Cercas.
Los últimos capítulos del libro son de gran trascendencia. Los he leído tres veces y aún les encuentro novedades. Es la recapitulación que hace el autor español del viaje. El apartado sobre el Papa Francisco, Bergoglio y la máscara me dejó caudales de lágrimas. Pero no se atreva a leer lo último si antes no ha reflexionado cada una de las páginas previas. En esas últimas páginas se puede saber si el autor pudo hablar a solas con Papa Francisco y sobre la pregunta de su madre.
La aparición de El loco de Dios en el fin del mundo fue una semana antes de la muerte de Papa Francisco. No pudo leerlo, por lo que entiendo. Pero Cercas nos dejó un estupendo volumen.
De verdad, es un estupendo libro.
Nos leemos la próxima. ¡Hay vida!