Ciudad del Vaticano.- En una mordaz crítica a quienes dentro de la Iglesia católica dicen buscar cambios sin experimentar la gracia de la oración, el papa Francisco ha reflexionado sobre el valor del diálogo con Dios, en el rezo de la vida cotidiana porque, además de ser imprescindible para alimentar la fe, también es el motor que hace a la sociedad avanzar.
Durante la catequesis pontificia de la Audiencia General de los miércoles, el papa Francisco llamó a la Iglesia a ser "escuela de oración" pues "nos damos cuenta de que es un patrimonio grande y muy rico, y que la experiencia de la oración merece ser profundizada cada vez más".
En ese orden de ideas, el pontífice alertó a los grupos que piden cambios en la Iglesia católica pero que no acostumbran rezar: "Dicen: 'Hay que cambiar esto, hay que tomar esta decisión que es un poco fuerte'..., en fin. Son propuestas interesantes, interesantes. ¿Pero las promovemos sólo con discusiones? ¿Sólo con medios de comunicación? ¿Dónde está la oración? La oración es lo que abre la puerta al Espíritu Santo, que es quien inspira a avanzar", criticó.
Insistió que el rezo es una actividad decisiva en la Iglesia y afirmó que el diablo intenta que la gente no rece "porque la oración es imprescindible para alimentar la fe".
En la catequesis, Francisco recordó que los santos han cambiado el mundo y la Iglesia con la fuerza de la oración, y no con dinero, grupos de poder o medios de comunicación.
"¿El Hijo del Hombre, cuando venga, encontrará fe sobre la tierra? ¿O sólo encontrará organizaciones como grupos de empresarios de la fe, bien organizados, haciendo obras de caridad? ¿O encontrará la fe?", se preguntó.
El Papa pidió a los católicos que se pregunten también por la calidad de su oración: "¿Cómo rezo? ¿Rezo seguro de que estoy en la Iglesia y rezo con la Iglesia? ¿O rezo un poco según mis propias ideas y hago que mis ideas se conviertan en oración? Esta es una oración pagana, no una oración cristiana".
Finalmente, el Papa recordó que la misión de la Iglesia es rezar y enseñar a rezar. En la conclusión de su reflexión, Francisco rezó un Padrenuestro y dio la bendición antes de despedirse.