Ciudad del Vaticano.- Tras un largo reposo, el esperado Mensaje de Cuaresma 2022 escrito por el papa Francisco finalmente fue divulgado para la cristiandad del mundo en el que el pontífice reitera un llamado a 'hacer el bien' y a 'no desfallecer' ante los desafíos que se multiplican sobre la Tierra.
El Papa también ha pedido que el próximo 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, cuando comienza formalmente la Cuaresma, los fieles realicen un ayuno por la paz en Ucrania. El mensaje se ha inspirado de la Carta de San Pablo a los Gálatas: "No nos cansemos de hacer el bien, porque, si no desfallecemos, cosecharemos los frutos a su debido tiempo. Por tanto, mientras tenemos la oportunidad, hagamos el bien a todos".
Francisco inicia su mensaje recordando a la grey que "la Cuaresma es un tiempo favorable para la renovación personal y comunitaria" y popone tres reflexiones concretas: "La siembra y la cosecha; No cansarse de hacer el bien; y Si no desfallecemos, a su tiempo cosecharemos".
"San Pablo nos habla de un tiempo propicio para sembrar el bien con vistas a la cosecha. ¿Qué es para nosotros este tiempo favorable? Ciertamente, la Cuaresma es un tiempo favorable, pero también lo es toda nuestra existencia terrena", apunta el pontífice.
El pontífice reflexiona que "con demasiada frecuencia prevalecen en nuestra vida la avidez y la soberbia, el deseo de tener, de acumular y de consumir"; sin embargo, afirma que la Cuaresma "invita a la conversión, a cambiar de mentalidad, para que la verdad y la belleza de nuestra vida no radiquen tanto en el poseer cuanto en el dar, no estén tanto en el acumular cuanto en sembrar el bien y compartir".
El Papa Bergoglio pide al mundo que se reconozca a Dios como "el primer agricultor" que "sigue derramando en la humanidad semillas de bien". Por ello, invitó a que los fieles y las personas de buena voluntad a hacer una "escucha asidua de la Palabra de Dios" puesto que "nos hace madurar una docilidad que nos dispone a acoger su obra en nosotros que hace fecunda nuestra vida".
"¿Y la cosecha? -pregunta el pontífice- ¿Acaso la siembra no se hace toda con vistas a la cosecha? Claro que sí. El vínculo estrecho entre la siembra y la cosecha lo corrobora el propio san Pablo cuando afirma: 'A sembrador mezquino, cosecha mezquina; a sembrador generoso, cosecha generosa'. Pero, ¿de qué cosecha se trata? Un primer fruto del bien que sembramos lo tenemos en nosotros mismos y en nuestras relaciones cotidianas, incluso en los más pequeños gestos de bondad. En Dios no se pierde ningún acto de amor, por más pequeño que sea, no se pierde ningún cansancio generoso".
El Papa recuerda que una vida llena de obras buenas es luminosa pero que, hay que aceptar que "en realidad, sólo vemos una pequeña parte del fruto de lo que sembramos, ya que según el proverbio evangélico 'uno siembra y otro cosecha'".
Más adelante, el Papa apuna que el ser humano puede perder ánimos "frente a la amarga desilusión por tantos sueños rotos, frente a la preocupación por los retos que nos conciernen, frente al desaliento por la pobreza de nuestros medios", y lamentó que muchas veces se deje vencer por "la tentación de encerrarnos en el propio egoísmo individualista y refugiarnos en la indiferencia ante el sufrimiento de los demás".
Por ello, aunque los recursos sean limitados, reiteró su llamadó a "poner nuestra fe y nuestra esperanza en el Señor" para poder acoger "la exhortación del Apóstol: No nos cansemos de hacer el bien":
"No nos cansemos de orar... Con la pandemia hemos palpado nuestra fragilidad personal y social... Nadie se salva solo, porque estamos todos en la misma barca en medio de las tempestades de la historia [...] No nos cansemos de extirpar el mal de nuestra vida. Que el ayuno corporal que la Iglesia nos pide en Cuaresma fortalezca nuestro espíritu para la lucha contra el pecado. No nos cansemos de pedir perdón en el sacramento de la Penitencia y la Reconciliación, sabiendo que Dios nunca se cansa de perdonar. No nos cansemos de luchar contra la concupiscencia, esa fragilidad que nos impulsa hacia el egoísmo y a toda clase de mal, y que a lo largo de los siglos ha encontrado modos distintos para hundir al hombre en el pecado", reflexiona el Papa.
En particular recomienda que ante "el riesgo de dependencia de los medios de comunicación digitales, que empobrece las relaciones humanas", la Cuaresma es un momento propicio "para contrarrestar estas insidias y cultivar, en cambio, una comunicación humana más integral, cara a cara".
Francisco también exhorta a no cansarse "de hacer el bien en la caridad activa hacia el prójimo. Durante esta Cuaresma practiquemos la limosna... es un tiempo propicio para buscar y no evitar a quien está necesitado; para llamar y no ignorar a quien desea ser escuchado y recibir una buena palabra; para visitar y no abandonar a quien sufre la soledad. Pongamos en práctica el llamado a hacer el bien a todos, tomándonos tiempo para amar a los más pequeños e indefensos, a los abandonados y despreciados, a quienes son discriminados y marginados".
El pontífice concluye su mensaje recordando que "practicando el amor fraterno con todos nos unimos a Cristo".