Ciudad del Vaticano.- Una gran porción de católicos del mundo ha manifestado su deseo porque la Iglesia a la que pertenecen tome medidas para mejorar la tolerancia e inclusión en sus comunidades, especialmente en lo referente a las mujeres y a las personas con atracción al mismo sexo.
Son parte de las respuestas encontradas en la grey católica a través del largo proceso de consulta que el Vaticano emprendió en todas las diócesis del mundo como preparación para el Sínodo de la Sinodalidad que se realizará en Roma del 4 al 29 de octurbe próximo. Entre las reflexiones promovidas desde los fieles católicos también está la de revisar la autoridad de los obispos, especialmente en lo referente al gobierno pastoral de las diócesis y la .
Aunque el propio papa Francisco ya ha impuesto una actitud más incluyente en el Sínodo (ha legislado para regular que tanto laicos como mujeres tengan el mismo derecho a voto que los obispos); el proceso aún requiere la inclusión de más voces hacia lo que el pontífice ha convocado: "una nueva forma de ser para la Iglesia que se enfoca más en la corresponsabilidad en la misión de propagar el Evangelio".
El documento síntesis presentado en el Vaticano resalta inquietudes que surgieron en el proceso de consulta, que comenzó a nivel de parroquias locales y concluyó con siete asambleas a nivel continental. En particular, señala el efecto devastador que ha tenido la crisis de los abusos sexuales entre los fieles, al socavar la credibilidad de la jerarquía católica y provocar llamados de cambios estructurales para reducir la autoridad casi absoluta del clero.
En segundo lugar, la consulta encontró un llamado “crucial” y “unánime” de mayor incorporación de las mujeres en posiciones de responsabilidad y gobernabilidad. Sin mencionar la ordenación de mujeres al sacerdocio, plantea la posibilidad de crear nuevos ministerios, incluyendo el diaconato, lo que refleja los pedidos de algunas mujeres de poder ser ordenadas en la Iglesia.
El documento destaca que “la mayoría” de las asambleas continentales y “varias” conferencias episcopales han pedido que el sínodo considere el tema del diaconado. En México, por ejemplo, el diaconado permanente que pueden llevar varones casados es sumamente común en localidades de difícil acceso, de identidades indígenas tradicionales y en grandes urbes donde el servicio de la caridad exige una profesionalización y mayor disponibilidad.
Finalmente, el documento también recobe las inquietudes de las Iglesias en varias regiones del mundo sobre las medidas concretas que debería tomar la Iglesia para ser más receptiva a las personas con atracción al mismo sexo y a otras comunidades que se han sentido marginadas o ignoradas por la Iglesia.