Managua, Nicaragua.- Tras casi un año de su polémica detención, el obispo Rolando Álvarez habría recuperado su libertad bajo el resguardo de la Conferencia Episcopal Nicaragüense según informaron extraoficialmente líderes políticos y medios de comunicación en Nicaragua.
Álvarez, quien fue arrestado por sus críticas al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, habría sido liberado este 5 de julio después de aquel año de acoso sistemático que las fuerzas del orden hicieron contra él, contra la comunidad de fieles y la catedral de Matagalpa. Como se reportó, su detención se realizó también de manera irregular dejando varias interrogantes en las primeras horas.
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Según fuentes eclesiales y diplomáticas, las negociaciones entre representantes del Régimen, la Conferencia Episcopal nacional y el Vaticano habrían llevado al acuerdo de liberar al prelado y enviarlo al exilio, posiblemente a Roma.
Régimen de Ortega da 26 años de prisión a obispo Álvarez por 'traición a la patria'
La noticia fue inicialmente difundida por el opositor Félix Madariaga, quien informó que Álvarez habría sido liberado de la prisión La Modelo, donde cumplía una condena de 26 años. Aunque no se ha emitido ningún comunicado oficial por parte del Régimen ni de la Conferencia Episcopal, diversas fuentes confirman que el obispo se encuentra ahora "bajo el resguardo" de los obispos.
Aunque los detalles del acuerdo no han sido confirmados, las filtraciones sugieren que el obispo de Matagalpa y administrador apostólico de la diócesis de Estelí abandonará el país en dirección a Roma en el menor tiempo posible. Desde el principio, el Régimen manifestó su intención de expulsar al prelado del país. En 2022, se le ordenó que abordara un avión con destino a Estados Unidos junto con otros 222 presos políticos que fueron desterrados. Ante su negativa, se le sometió a un juicio sumario.
El obispo Álvarez fue una destacada voz de oposición y denuncia contra el Régimen de Daniel Ortega y su esposa, señalando sus abusos y violaciones de los derechos humanos. Después de varias semanas de hostigamiento, fue puesto bajo arresto domiciliario durante un tiempo hasta que fue sometido a un juicio simulado, en el que fue condenado a 26 años de prisión y se le privó de la nacionalidad nicaragüense. Durante su detención, estuvo recluido en "El Infiernillo", una celda de máxima seguridad de reducidas dimensiones, insalubre y sin ventilación, según testimonios de otros presos políticos que sufrieron dichas condiciones.