Washington DC, Estados Unidos.- Luego de que, en pleno servicio religioso en la Catedral Nacional de Washington, la obispa Mariann Edgar Budde emitiera un sermón dirigido al presidente de los Estados Unidos en el que le pidió tener compasión por las personas migrantes y las personas con orientación homosexual; Donald Trump se desahogó con la prensa y sus followers de su red social criticando la labor religiosa de la obispa y exigiéndole disculpas públicas por meter a su Iglesia en la política de forma "descortés, poco inteligente, aburrida y poco inspiradora".
La ceremonia litúrgica en la Catedral Nacional se remonta a 1933 y es una tradición norteamericana que un clérigo o un representante eclesiástico ofrezca el servicio al presidente de la nación junto a equipo de trabajo y a sus familias. En este 2025, la obispa episcopaliana Budde emitió una prédica retomando las propias palabras del mandatario en su inauguración en las que él mismo consideró que Dios lo había salvado del atentado durante la campaña para "rescatar" a los Estados Unidos de Norteamérica.
"Señor presidente: millones han puesto su confianza en usted. Y como usted dijo ayer, ha sentido la mano providencial de un Dios amoroso. En el nombre de Dios, le pido que tenga misericordia para gente en nuestro país que tiene miedo ahora".
Se trata de la primera crítica pública y abierta desde que Trump volvió a la Casa Blanca y es significativa que la haya realizado una ministra de culto quien, mirando directamente al mandatario, le espetó:
"Puede que no sean ciudadanos o tener la documentación apropiada, pero la vasta mayoría de ellos no son criminales. Pagan impuestos y son buenos vecinos; son miembros fieles de nuestras iglesias, mezquitas y sinagogas", declaró Mariann Edgar Budde.
La religiosa pidió que la administración trumpista tenga una mirada compasiva sobre los inmigrantes pues, dijo, son la "gente que recoge las cosechas, que limpia nuestras oficinas. Que trabajan en granjas y en empacadoras de carne. Que lavan la loza luego de que comemos en restaurantes. Y que trabajan en turnos nocturnos en hospitales".
Y concluyó: "Le pido que tenga clemencia con aquellos en nuestras comunidades cuyos niños temen que sus padres sean llevados lejos. Y que ayude a los que huyen de zonas de guerra y persecución en sus propias tierras a encontrar compasión y acogida aquí".
Al tratarse de un evento oficial, el servicio religioso y el sermón de Budde fue transmitida a nivel nacional. Al finalizar el servicio, el propio Trump declaró a los medios: "No creo que haya sido un buen servicio. Podían haberlo hecho mucho mejor".
Sin embargo, desde su propia red social Truth Social (hay que recordar que antes de que Elon Musk comprara Twitter, Trump fue expulsado y censurado de la plataforma y por eso decidió desarrollar su propia red social), el mandatario fue más explícito en su crítica a Budde a quien llamó "supuesta obispa", "desagradable" y "hater radical de izquierda".
También criticó a la religiosa porque "olvidó mencionar que una gran parte de los migrantes ilegales entra en nuestro país y mata gente" en una "gran ola de crímenes".
En apoyo al presidente por las palabras de la obispa diocesana, el representante republicano Mike Collins, que dijo que Budde debería ser "añadida a la lista de deportaciones", pese a que la obispa es estadounidense.