Washington, D.C., Estados Unidos.- Luego de que el presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, firmara una orden ejecutiva para ampliar el acceso y reducir los costos de la fertilización in vitro (FIV) para motivar la procreación de ciudadanos norteamericanos, la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) recordó que la Iglesia católica condena esta práctica médica por considerar que atenta contra la vida humana en su etapa embrionaria.
La medida, firmada el 18 de febrero, busca desarrollar recomendaciones de política pública para garantizar el acceso a la FIV y disminuir los costos asociados, que pueden oscilar entre 12 mil y 25 mil dólares por ciclo, según informó la Casa Blanca.
El gobierno de Trump enmarcó la iniciativa como parte de su promesa de apoyo a las familias estadounidenses no migrantes y una respuesta al descenso de la tasa de fertilidad en el país. Según el informe de Fertilidad Mundial 2024 de Naciones Unidas, la tasa global de natalidad ha descendido a 2.2 nacimientos por mujer, frente a los 5 en la década de 1960 y los 3.3 en 1990.
Por otra parte, demógrafos especializados en políticas familiares han expresado escepticismo sobre el impacto de la FIV en la tasa de natalidad. Lyman Stone, del Instituto de Estudios Familiares, advirtió que el uso de tecnologías reproductivas puede llevar a postergar la maternidad, lo que no garantiza un aumento significativo de nacimientos.
Sin embargo, el punto de vista de la Iglesia católica, la FIV plantea serias objeciones morales, principalmente por la destrucción de embriones humanos durante el proceso. Datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) indican que en 2021 se realizaron más de 413 mil ciclos de FIV en Estados Unidos, resultando en 112 mil 88 embarazos y 97 mil 128 nacimientos. La mayoría de los embriones generados no logran implantarse o son descartados.
El obispo Michael Burbidge, ex presidente del Comité de Actividades Pro-Vida de la USCCB, calificó la medida de Trump como "decepcionante e innecesaria". En una declaración del 19 de febrero, afirmó que la orden "promoverá injustamente la FIV de manera que resultará en el abandono o la muerte de millones de embriones humanos" y señaló que el uso de fondos federales podría agravar el problema.
Organizaciones provida también han rechazado la orden ejecutiva. Lila Rose, presidenta de Live Action, describió la medida como "desgarradora", afirmando en redes sociales que "la FIV convierte a los niños en un producto a ser creado, vendido y descartado, violando sus derechos humanos básicos".
El debate en torno a la FIV y su regulación en Estados Unidos sigue generando tensiones entre los sectores que promueven su acceso como un derecho reproductivo y aquellos que denuncian sus implicaciones éticas y morales.